Cruces de pericón: Una protección que resiste el paso del tiempo

La tradición de las cruces de pericón sigue viva en Cuernavaca, donde personas mayores mantienen la costumbre de colocar estas flores en puertas y hogares para protegerse del mal

Jessica Arellano / El Sol de Cuernavaca

  · sábado 28 de septiembre de 2024

Las cruces de pericón, elaboradas por vendedores indígenas, adornan los hogares de Cuernavaca como símbolo de protección, según la tradición católica. / Jessica Arellano / El Sol de Cuernavaca

La tradición de las cruces de pericón se resiste a perderse; vendedores aseguran que, principalmente, personas mayores son quienes las compran.

Como cada año, vendedores, sobre todo provenientes de comunidades indígenas como Cuentepec, se instalan afuera de las principales iglesias de Cuernavaca, como la Catedral, para vender cruces de distintos tamaños, elaboradas con flor de pericón.

Esta flor crece naturalmente en el campo durante la temporada de lluvias, y la tradición milenaria indica que la cruz se usa para ahuyentar el mal y brindar protección a las personas.

Se cuelga en las puertas de los hogares, negocios e, inclusive, hay quienes la colocan en automóviles y sembradíos para protegerse y ahuyentar al demonio.

Flores de pericón contra el Diablo

De acuerdo con la tradición católica, la flor de pericón se debe colocar el 28 de septiembre, pues el 29 de septiembre el diablo anda suelto en las calles, día en que se celebra a San Miguel Arcángel, quien con su espada venció al mal.

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Según los vendedores de estas cruces, la tradición se resiste a perderse, y es la gente mayor quien principalmente las compra.

Juan señaló que, debido a que cada año baja la venta, solo utiliza un rollo de esta flor amarilla y elabora alrededor de 60 mini cruces, que vende en 10 pesos cada una.


Otros elaboran diversos tamaños de cruces que van desde los 10, 15 y 25 pesos, y se instalan en las diversas iglesias del centro de Cuernavaca.

Algunos compran una cruz mediana para la puerta principal de su hogar, pero otros acostumbran comprar para las diversas puertas que dan acceso a la casa.

Natalia Márquez señaló que esta tradición la aprendió de sus padres y que su fe la hace compartirla con sus hijos. Compra diversas cruces, incluso para la puerta que conduce a su terraza y el patio de servicio.

No se me vaya a colar el diablo, e inclusive cierro las ventanas para dormir tranquila

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Venta de cruces de pericón en las inmediaciones de la Catedral de Cuernavaca. / Jessica Arellano / El Sol de Cuernavaca