La Cruz Roja Mexicana reconoció, este viernes, la importante labor de ocho sacerdotes que, durante el tiempo más letal de la pandemia, visitaron a enfermos de Covid-19, como parte del grupo “Centurión”.
Los sacerdotes reconocidos son: Edgar Morales Oliver, José Abraham Cruz Mejía, Mario José Pulido Pulido, Christian Arrollo Delgadillo, Gerardo Tovar Gomorra, Heriberto Jiménez Enriquez, David Zagal Maldonado y Edgar Olivera Mavil.
Desde junio de 2020, a casi tres meses de registrarse los primeros casos de Vovid-19 en la entidad morelense y al decretarse alerta máxima en el semáforo epidemiológico, la Diócesis de Cuernavaca anunció que pondría a disposición de los laicos el apoyo moral de sacerdotes que se encargarían de atender espiritualmente a los enfermos de coronavirus Covid-19 en el estado, tanto en domicilios particulares como en hospitales.
Los prelados, que fueron enviados voluntariamente, recibieron capacitación sobre el uso correcto del equipo de protección personal y las medidas de seguridad y aislamiento que debían acatar en la zona, ya que llevaban la bendición del ministerio sacerdotal en zonas covid donde los familiares no podían ingresar.
En una Ceremonia de Agradecimiento, José Luis Alquicira Solís, representante de la institución en el estado, destacó que el tesón y ganas de cumplir su función llevó, a estos ocho sacerdotes, a atender a más de mil 600 enfermos de covid frente a cualquier adversidad y pese a que no todos eran católicos.
“Encontraron a gente que necesitaba la paz y el consuelo, la palabra de aliento, y el mensaje de Dios, aunque no eran católicos”.
En el evento donde se contó con la presencia del vicario general de la grey católica, Tomás Toral Nájera, Alquicira Solís leyó una carta escrita por los párrocos donde manifestaron su experiencia, refiriendo que lo único que ofrecieron fue la oración y el acompañamiento a las personas enfermas en las áreas de aislamiento, de las áreas covid de los hospitales, llevando esperanza a los que no podían estar con sus seres queridos.
“Hicimos oración con los creyentes y no creyentes y aunque el cansancio físico y emocional que sentíamos por los trajes, por la incomodidad y el cansancio físico que tuvimos dentro de los hospitales, no se comparaba con el extenuante trabajo del personal de salud”, relataron los padres.
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