El Jardín Borda es uno de los lugares más emblemáticos de Cuernavaca, y se caracteriza por ser uno de los más antiguos de México, pues data del siglo XVIII d. C. y es actualmente el único jardín novohispano que se ubica en nuestro país.
El lugar perteneció a don José de la Borda, y al morir, fue su hijo Manuel de la Borda quien se hizo cargo del lugar y mandó a construir el magnífico jardín.
Y tiempo después, perteneció a Maximiliano de Habsburgo, quien estuvo al frente del Segundo Imperio Mexicano de 1864 a 1867, y ocupó el Jardín Borda como casa de reposo junto a su esposa Carlota de Bélgica.
Este legendario e icónico lugar, cuenta con una vasta historia, además de que se ha caracterizado por ser un espacio cultural, sin embargo, hubo una época donde albergó una de las discotecas más exclusivas e importantes de Cuernavaca, llamada Mamá Carlota.
“Se inició en el año 1973 o 1974 aproximadamente, en aquel tiempo estuvo como presidente municipal David Jiménez y Felipe Rivera Crespo, era gobernador. La discoteca ocupó uno de los patios que del Jardín Borda, que hoy es la Sala Manuel M. Ponce, ese patio tenía en el fondo sur una fuente empotrada sobre muro, y le hicieron una cúpula para techarlo, y ahí era donde tenían todas las luces en ese momento”, expresó el cronista Miguel Ángel Betanzos.
Fue la familia Hemmer-Rivera, quien abriera este importante espacio, el propietario era Carlos Hemmer, yerno del gobernador Felipe Rivera Crespo.
El nombre de Mamá Carlota a razón de que estaba en el Jardín Borda, que en aquel momento era un lugar privado y no pertenecía al gobierno.
“El señor Carlos Hemmer fue quién hizo toda esta remodelación con réplicas de arquitectura muy de Cuernavaca, incluso los sostenes de la bóveda en la parte que techaron, lo hicieron con una réplica de los postes que tiene el kiosco del jardín Juárez. Cuando terminó la discoteca, nunca reconstituyeron el patio y sigue cómo hasta hoy lo vemos en la sala Manuel M. Ponce”. Con esto se perdió la arquitectura original de ese recinto tan importante, pero la discoteca fue una de las primeras y la más elegante.
“Era de un estilo contemporáneo y tuvo mucho éxito, a partir de ahí se desarrollaron otras discotecas en otro plan, pero definitivamente 'Mamá Carlota' fue una de las más connotadas en Cuernavaca”.
Esta discoteca, tuvo una gran característica, pues a diferencia de las que se abrieron después, ésta estaba llena de luces que conjugaban perfectamente con esa arquitectura tan dinámica, pues además de la cúpula y se hicieron niveles artificiales en el patio, para hacer la pista más baja y fue un rotundo exito.
“La entrada era por la puerta que está a un costado de la entrada principal sobre avenida Morelos, que se supone era la puerta de acceso cuando Maximiliano ocupó el Jardín Borda. Estaba independiente a los servicios de oficina de turismo, aunque en ese momento todavía el edificio no pertenecía a gobierno”.
En el grupo de Facebook Mitos y Verdades en la Historia de Cuernavaca, el usuario Jor Wul escribe respecto a las discotecas de Cuernavaca, y hace mención de Mamá Carlota de la siguiente manera: “Carlos Hemmer con sus hosters daban la bienvenida a los jóvenes de Cuernavaca y visitantes de todo el mundo, al fondo de una alargada escalera que daba entrada al grito último de la moda en equipo de sonido y luces del lugar. Ahora sí, una pista grande de baile y muchas mesas alrededor de esta y a mano izquierda colindando con orientación a la calle Morelos centro, blancos, grandes y cómodos sillones enfrente de una chimenea que eran facilitados a clientes importantes que asistían a su lugar y en el otro extremo la gran barra perfectamente abastecida para todo tipo de bebida que pidieran. En la parte central de esa área había bancas hechas de cemento pintadas de blanco que estaban perfectamente acojinadas. La gente sobre saturaba todo el lugar, mismo que tenía lo último en música de moda a nivel internacional. Un lugar muy confortable con excelente atención”.
En plena época de los setenta, la música que sonaba era disco, con las agrupaciones y cantantes más famosos de aquel momento.
“Fue la época que me tocó vivir, sonaba por supuesto la música disco de los sesenta. La forma de vestir, fue aquella posterior a la época de los pantalones acampanados, ya que se usaban más los pantalones ajustados o ropa suelta, muy carita y ligera, es también cuando las mujeres comienzan a llevar el maquillaje un poco más cargado”, comentó Miguel Ángel Betanzos.
Al ser la primera discoteca, con un estilo muy elegante, era el lugar más asediado, por lo que solían darse cita muchas personalidades de Morelos, de México y a nivel internacional, que visitaban la Ciudad de la Eterna Primavera en sus mejores épocas.
“A pesar de ser un lugar muy importante y la disco de moda, no había restricciones sociales, era un lugar muy abierto, y muchos tuvimos la oportunidad de disfrutar un momento entre amigos y de buena música. Fue el tiempo de una época con un despegue no tanto cultural, pero sí de ambiente y diversión, lo que hizo que Cuernavaca como siempre fuera una ciudad cosmopolita”.
Y aunque por varios años fue el lugar predilecto para los jóvenes en cuestión de diversión y entretenimiento, cerró, a la par de la culminación del sexenio de Rivera Crespo. Posteriormente, se empezaron a catalogar los edificios, y este quedó establecido como un lugar histórico.
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