Quedarnos en casa resultó más difícil de lo que parecía. A escasamente unos días del aislamiento en casa por la crisis del virus COVID-19, ya no sé ni cómo me siento…
Leo las historias de mis amigos y el panorama me parece familiar. Si en una situación “normal” es difícil identificar nuestros sentimientos, en estos momentos ya no sé si tengo hambre o estoy aburrido. El único sentimiento que logro identificar en mi estómago, es el miedo a que alguien de mi familia se enferme. Mi mamá cocina con poca sal, lleva años acompañada de la hipertensión; mi suegro, un señor "dulce" y escoltado por la diabetes y mi hermana sobrevivió al cáncer para que ahora venga un virus a poner su vida en peligro.
El problema de no saber ¿Cómo nos sentimos? es “el problema”. Resulta que estamos viviendo una epidemia de un virus caprichoso y selectivo, un bravucón, que no se sabe meter con los de su tamaño y molesta notoriamente a los más grandes de la familia.
A poco más de 4 meses después del brote se han podido perfeccionar los análisis estadísticos. El artículo1 publicado el 25 de marzo en la revista “Science” por el investigador Samuel V. Scarpino de la Northeastern University, señala que los síntomas aparecen en promedio, de 4.8 a 6.5 días posteriores al contacto con el virus. Los datos concuerdan con los publicados por otros grupos de investigación, pero es solo un promedio. Hay casos donde lo síntomas aparecieron hasta 23 días después y eso, si es que aparecen.
Que una persona se pueda enfermar y no presentar síntomas, suena muy bien ¿no? Si eres solitario, es así. Pero como casi todos los mexicanos, disfrutas de la compañía familiar, ya no es tan bueno. Un estudio clínico2 publicado en febrero en la revista “Journal of the American Medical Association”, sugiere que 5 integrantes de una familia fueron contagiados por una joven de 20 años que nunca desarrolló síntomas (¡spoiler alert!), los otros 5 miembros si presentaron síntomas asociados al COVID-19 e incluso uno tuvo que ser hospitalizado. Una vez más, no saber ¿Qué sentimos? nos puede meter en problemas.
El día que surgió la epidemia, empezamos una carrera sin invitación y sin darnos cuenta. Nuestros científicos ya están corriendo para desarrollar una vacuna y un tratamiento. Francisco Pedraza López es egresado de la carrera bioquímica y biología molecular de la UAEM, se desempeña como docente en el Colegio Morelos de Cuernavaca y miembro del colectivo #CuarenCuerna. Esta publicación ha sido revisada por el comité editorial de la Academia de Ciencias de Morelos.