La ciudad de la eterna primavera estará en cuarentena. No habrá albercadas. No habrá paseos por las plazas y jardines. Las camisetas sin mangas, el carbón para la carne asada, las chelas heladas y la música a todo volumen no inundarán el paisaje de la ciudad de Cuernavaca. Cuando caiga la noche, los antros y los bares solo serán un almacén de mesas y sillas en silencio. Este año no hay fiesta.
La mejor manera de estar seguros es estar en nuestras casas, no olvidando lavar las manos de manera frecuente, manteniendo la distancia. Estaremos salvando vidas. Sí, estaremos salvando vidas en nuestras casas. Salvaremos vidas porque allá afuera está circulando un enemigo invisible cuyos estragos y muertes vemos claramente en otros países como Italia.
Este enemigo es un virus, una partícula pequeñísima hecha de material genético envuelta en grasas y proteínas. El virus se llama SARS-CoV-2 o mejor conocido como nuevo coronavirus. Sabemos que existe porque podemos detectarlo por diferentes métodos: podemos detectar su material genético, que trae un “código de barras” que dice «soy yo»; incluso podemos verlo con microscopios muy poderosos que pueden ver su forma de corona (de ahí su nombre) y que es más pequeño que una célula de nuestro cuerpo. Y lo más importante es que podemos detectarlo porque causa una enfermedad llamada COVID-19.
La COVID-19 es una enfermedad real que está afectando a cientos de miles de personas en todo el mundo. Ya está afectando a nuestro país y lamentablemente también a Cuernavaca y otros municipios de Morelos.
Si te enfermas de esto te da tos seca, fiebre, dolor en el cuerpo y pierdes el olfato. Es una enfermedad muy contagiosa y engañosa porque, aunque el virus no te mata instantáneamente, puede generar complicaciones que a la larga genera fallas en todos los órganos del cuerpo y finalmente, la muerte. Es sumamente contagiosa porque muchas personas casi no desarrollan síntomas inmediatamente y como se sienten bien, andan diseminando el virus por todos lados cuando conviven con sus amigos, cuando viajan en la ruta, en el taxi, en el trabajo, en su casa. Dado que muchísimos se pueden infectar, habrá un gran número de personas que sí se enfermarán gravemente, tendrán una pulmonía muy severa y morirán.
Ya han muerto más de 45 mil personas en todo el mundo por esta enfermedad. Aún no hay una vacuna; aún no hay un medicamento que nos cure. Lo único que podemos hacer por ahora es evitar que más gente se contagie. ¿Cómo le podemos hacer?
Por eso nos quedaremos en nuestras casas, para evitar el contacto con otras personas. Por eso no habrá albercadas, ni paseos por las plazas, ni fiestas por la noche. Si nos mantenemos aislados, evitamos que las gotitas de saliva que expulsamos al respirar, hablar, toser o estornudar lleguen a otras personas. Las gotitas de saliva son el vehículo por el cual el virus pasa de una persona a otra.
Este año no hay fiesta porque no hay nada que celebrar más que el estar sanos y vivos, cuando muchas otras personas en el mundo están sufriendo los efectos de esta pandemia. Queremos ganar tiempo para que los científicos puedan desarrollar las vacunas y los medicamentos para curar esta enfermedad. Queremos ganar tiempo para que no se enfermen personas de manera masiva y no se colapse el sistema de salud. No tenemos suficiente capacidad en los hospitales para atender a todos los que se pondrán graves.