La elaboración de Judas es una tradición que se resiste a desaparecer. La familia Rosas, del municipio de Temixco, es prueba de ello. El 2020 fue el año que la venta de estas figuras se redujo a cero, por eso este año no quisieron hacer nuevas figuras y venderán las que aún conservan. Rocío Rosas, una de las integrantes de esta familia que se ha dedicado por completo a la elaboración de estas figuras, no pierde el ánimo y asegura que heredará a sus hijos el trabajo artesanal que es reconocido y valorado incluso en otras entidades.
Hizo votos para que esta tradición no se quede solo en el recuerdo, y aunque hoy pudiera ser considerado un objeto de alto riesgo, el Judas puede funcionar como piñata, y los menores se pueden involucrar de manera fácil y segura.
“Estamos tristes porque ha sido un año donde no se vendió nada, este 2021, aunque se ha vendido, no es igual a otros, no se compara con nada”, dice la señora Rocío. Acompañada por sus hijas y sobrinas que han comenzado ya a aprender el oficio, recuerda que su familia se ha dedicado toda su vida a transformar estas figuras de cartón y papel en diablos y demonios conocidos como Judas, que tradicionalmente se quemaban los Sábados de Gloria.
Aunque dijo entender el difícil momento de muchas familias que como ellas trabajaban y producían elementos que era usados en concentraciones de gente, porque además trabajan la pirotecnia de manera cotidiana. Recordó que muchos años atrás antes de la pandemia, la demanda de los Judas era alta, venía gente de Topilejo, Tlalpan y de Tepito, o de Puebla, así como de otros municipios para hacer encargos incluso de muñecos de hasta tres metros de altura. Se alcanzaban a vender hasta 500.
“Hoy ya no hicimos, todo este producto que ven aquí es del año pasado que se quedó porque la pandemia se declaró antes de Semana Santa, y es que todo el producto se quedó, aunque ya habían hecho trabajo desde el mes de enero.
Sin embargo, a pesar de que las ventas han caído de manera catastrófica, el ánimo no se pierde, y la señora Rocío comentó que los menores de edad de la familia están ya aprendiendo el oficio, y no dudó que la tradición seguirá con ellos; “estamos inculcando en los hijos el amor por este oficio, los vemos entusiasmados y ellos tienen la intención de seguir con esta tradición, así lo vemos”.
La señora Rocío, comentó que, aunque los Judas ya no se puedan usar en las quemas con cuetes porque hoy se pueden considerar un riesgo, “en muchos lados ahora al juditas, lo agarran como si fuera una piñata, le echan las 30 monedas y lo ponen para los niños, y así se puede romper sin ser quemado”.
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