Los tamales pasaron de verdes o rojos a un sinfín de sabores y colores que se han ido adecuando a los tiempos, a la demanda de los consumidores pues hoy en día no solo hay de esos sino también de rajas, que no suena tan “descabellado” como es el de zarzamora con queso philadelphia, piña, ciruela, y hasta los tamales-tostadas.
Dulce o salados los tamales son parte de las celebraciones del Día de la Candelaria, y este 2021 con pandemia, cubre bocas y gel antibacterial no pudieron faltar en la mesa de los morelenses, que de manera discreta y en grupos reducidos también disfrutaron.
“Ese nos lo fueron pidiendo unos clientes que lo habían probado en otro lado, y ya ellos nos dijeron como prepararlo, llevan todo lo que lleva una tostada sencilla, puede ser de salsa verde o roja, o guajillo, se le ponen frijoles, lechuga, crema, rábano, jitomate, queso y salsa, y otras veces nos lo han pedido con crema y queso nada más”, explica doña Eva Figueroa, quien lleva 30 años haciendo tamales.
La necesidad de trabajar desde casa la obligó a aprender a hacer tamales “yo no sabía ni que era un nixtamal”, y ahora cada fin de semana elabora hasta 250 para ofrecer a sus clientes que llegan no solo del mismo municipio donde se ubica que es Temixco, sino también de Cuernavaca y sus alrededores.
“Para este 2021 las restricciones redujeron el volumen de los pedidos ahora los pedidos por grupos son de 40 a 50 tamales, cuando en años pasados me pedían hasta 600 desde el 1 de febrero, el día 2, el día 3”.
El de salsa verde sigue siendo el más solicitado a pesar de la gran variedad que existen.
“Para mí lo especial que le imprimo a los tamales es que los elaboramos desde que esta el maíz, preparamos el nixtamal, lo relavamos, lo muelo, le doy sus tiempos desde la preparación del nixtamal y para mí eso es lo esencial; otro secreto es que lleven la salsa suficiente, la carne, la buena sazón de la salsa”.
En su familia son 4 los hermanos que se dedican a elaborar no sólo tamales, sino otro tipo de alimentos como pozole, pancita “otro tiene cocina económica, a mí me enseñó una de mis cuñadas, ha habido fallas, que los tamales no se cosen, y ha sido a través de estos años como hemos podido mejorar aún más nuestros productos”.
¿Se le han quemado los tamales?, pregunto y de inmediato sonríe.
“Sí, se nos han quemado. En una ocasión teníamos un pedido para una empresa se nos quemó toda la vaporera de los de dulce, y era la primera vez que nos pedían de dulce siempre nos pedían de salsa, y ese día los quería probar, pues si me angustié bastante lo que hice fue que le llevé los menos quemados para demostrar que si los hice y le dije la verdad que se me habían quemado, y me dijo usted es una persona que nunca me ha fallado y le voy a pagar todos su tamales, intactos me los pagó y sentí como que fue mi aguinaldo”.
Un trabajo que se ha vuelto familiar le llena de orgullo, ya que ha sido la forma en que han logrado mejorar y ampliar la gama de sabores para brindar un mejor servicio a sus clientes.