El secretario de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), Ramón Castro Castro, previo al inicio del ciclo escolar 2022-2023, hizo un llamado a todos los padres de familia para que eduquen a los niños adolescentes con responsabilidad.
El también obispo de la Diócesis de Cuernavaca reiteró el compromiso que los educadores tienen para con los infantes y adolescentes, el cual, dijo, es de suma importancia ya que deberán guiar y acompañar a los antes mencionados en su proceso de desarrollo.
Por ello, se dirigió a los padres de familia y educadores para apostar por una buena enseñanza y se refirió a las palabras del Papa Francisco que ha hablado sobre Catástrofe Educativa Global, generando así los pactos educativos, es decir, que los alumnos puedan crear vínculos esenciales entre docentes y padres de familia, y con ello tener un mejor aprendizaje.
Señaló que estos vínculos no serán específicamente para responder los desafíos inmediatos sino para hacerlo frente a la crisis generalizada en la que se encuentra el mundo.
Los estragos de la pandemia dejaron un rezago escolar, por lo que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), así como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señalaron que América Latina tiene un rezago de dos años en promedio.
De acuerdo a lo referido por Marion Lloyd, investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE), en la gaceta oficial de la Universidad Autónoma de México (UNAM), este rezago podría llegar hasta los cuatro años, ya que durante la pandemia muchos niños aprendieron poco o nada, e incluso olvidaron información que habían desarrollado antes de que iniciara el confinamiento.
En este caso, la catedrática dijo que en Latinoamérica más de la mitad de los adolescentes entre los 15 años de edad desconocen lo mínimo de contenidos educativos de acuerdo a su edad. La CEM expresó que es necesario que en cada encuentro educativo se avive la fe y esperanza en los jóvenes para así poder conseguir un cambio eficaz que detenga la ola de cultura, muerte, abuso, corrupción y deterioro social.
Asimismo, dentro del comunicado que hizo el representante de la CEM, se dijo que ningún proyecto político, económico, ideológico o social debe de ver a la educación como un instrumento de poder, pues en la educación en sí misma se exige la claridad de intención de operación y de fin, “educar es un acto de amor, generosidad y gratitud”.
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