En México el 41 es un número que forma parte de la cultura popular mexicana para referirse de manera velada a los homosexuales, al registrarse, según hechos históricos, en 1901 uno de los episodios más inolvidables en la historia LGBT+ del país, el tan conocido "Baile de los 41".
En la época del porfiriato la diversidad sexual era no sólo discriminada, sino condenada públicamente, a tal grado que las personas integrantes de la comunidad tenían que esconderse para expresar libremente su orientación sexual.
De acuerdo al estudio El baile de los 41: la representación de lo afeminado en la prensa porfiriana de Miguel Ángel Barrón Gavito, pasante de la maestría en Historia/UIA, a mediados del año 1901 la policía capitalina llevó a cabo una redada en el centro de la Ciudad de México, en la casa marcada con el número 4 de la calle Paz en la colonia Tabacalera durante la celebración de un baile de disfraces, la cual era realizada por 42 hombres de “alta y buena” sociedad capitalina porfiriana.
Medios de la época, como El Popular, informaron que a esta reunión acudieron sujetos “que estaban vestidos con ropa de mujer, pretendieron huir para quitarse los vestidos del sexo contrario al suyo; pero al darse cuenta la policía que se trataba de algo grave, no dejó salir a ninguno de los 42, aún los vestidos de mujeres fueron llevados a la Comisaría respectiva, de donde pasaron a la cárcel de Belén, por ataque a la moral a disposición del Gobernador del Distrito. No daremos a nuestros lectores más detalles por ser en sumo asquerosos”.
En el baile 21 hombres estaban vestidos de hombres y 21 de mujeres, en total fueron 42 los asistentes, aunque solo fueron detenidos y condenados públicamente 41.
Al escándalo se sumo la incógnita que hasta la fecha resuena como un mito, que entre los detenidos y los “vestidos de mujer” estaba Ignacio de la Torre y Mier, yerno del presidente Porfirio Díaz, casado con Amada Díaz, su hija mayor y la más consentida, quien además fue señalado como uno de los organizadores.
El escritor y periodista, Carlos Monsiváis Aceves, refirió en el artículo “La Gran Redada” para Letra S, que el primer castigo arbitrario dado por la policía para todos los detenidos fue barrer la calle fuera de los cuarteles a donde fueron enviados, aún con los vestidos de la fiesta. Contrario a las costumbres de la época y debido al secretismo que requirió el caso al saberse la participación de De la Torre y el posible impacto en la familia presidencial y en las familias de clase alta asociados a ella, se ejerció censura periodística y los detenidos no fueron mostrados a la prensa, y solo se supieron los nombres, además de De la Torre y Adalid, de Jesús Solórzano, Jacinto Luna y Carlos Zozaya.
Expresó que lo más significativo de la “redada de los 41” es, reiteradamente el hecho mismo de la detención arbitraria y sin asideros legales de un grupo que se divertía una noche de sábado. Se alegó que los 41 "carecían de permiso" para efectuar la fiesta pero en las crónicas de época jamás se menciona la exigencia de permisos o notificaciones previas de reuniones.
La homosexualidad en sí misma no era sancionada por las leyes de la época pero en este caso se uso una muy amplia interpretación del vigente Código Penal de 1871, en el cual se sancionaban delitos contra la moral y las buenas costumbres, dándoles la pena que era usual para los enemigos del régimen porfirista.
Los detenidos, anunciaron medios locales, fueron enviados a Veracruz y a Yucatán donde realizaron trabajos forzados y hasta les pidieron unirse al Ejército Mexicanos.
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