Con 100 años cumplidos, don Vicente asegura que uno de los secretos para tener una larga vida es llevar una vida tranquila; a lo largo de su vida, ha visto cómo Cuautla y su gente se ha transformado.
Nació el 18 octubre de 1919 en lo que ahora es la calle Niño Artillero, ubicada en el Centro de Cuautla; su padre, Guadalupe García Tajonar, de oficio sastre, y su madre, ama de casa. Él es el más chico de un total de seis hermanos, todos ya fallecieron. Su madre murió a los 103 años y su padre a los 101.
Desde hace más de 70 años y hasta la actualidad, don Vicente trabaja de sastre en su hogar, ubicado en el centro de Cuautla. Pese a su edad, vive solo, se vale por sí mismo e incluso sale caminando a comprar su mandado al mercado o a misa, él solo hace el aseo total de su casa y continua trabajando como sastre, pero ya con trabajos menores.
Para don Vicente, el secreto para una vida longeva es la tranquilidad, vivir sin preocupaciones y sin estrés, además de bañarse todos los días con agua muy fría, despertarse siempre a las 6:30 de la mañana y, al despertar, tomar un vaso de agua fría.
"Yo no sé si eso sirva, pero son costumbres que yo tengo desde hace años y creo que me ha servido de mucho, aun no cumplo los 101 años, pero yo siento que ya los tengo; ojalá Dios me permita llegar bien muchos años más".
Con sus años, don Vicente ha sido testigos de los cambios que el municipio de Cuautla ha tenido, afirma que no sólo ha cambiado la gente, sus costumbres y tradiciones, también los lugares más emblemáticos del municipio tienen un antes y un después.
Recordó cuando Agua Hedionda era sólo una alberca muy grande o cuando El Almeal era una área completamente natural a la cual las personas acudían a bañarse o simplemente a nadar. Dijo que las terminales antes no estaban donde están ahora, si no se ubicaban en lo que hoy es el centro de Cuautla en los denominados portales.
También el viajar en tren es algo que las personas difícilmente podrán vivir así como el que antes se pagara con centavos y con esos centavos alcanzara para todo.
Don Vicente se dice orgulloso de su edad, de llegar a los 100 años de manera lucida y sana, por lo que sólo pide a Dios lo mantenga con vida el tiempo que sea necesario.
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