La sobreexplotación de los acuíferos, las actividades del ser humano que han afectado el ciclo hidrológico, la deforestación, la cual propicia temporadas más secas y mayor sensación de calor en las ciudades, inciden en la calidad y cantidad de agua de la cual se dispone, afirmó Alejandra Fonseca Salazar, integrante de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoUS) de la UNAM.
El agua es un recurso limitado e insustituible y es necesario gestionarla correctamente para que nosotros mismos y las generaciones futuras tengamos sus beneficios; su escasez es un tema relevante que debe preocupar a los gobiernos, los ciudadanos y a los investigadores, destacó la especialista.
El vital líquido es un eslabón central del desarrollo sustentable. Está en las tres esferas que abarcan la sustentabilidad: económica, ambiental y la social. “El recurso se usa para actividades como la industria y la agricultura, pero también es necesaria para los ecosistemas y nuestra propia supervivencia”.
Es tal su relevancia que está presente, de forma directa o indirecta, en 14 de los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible, iniciativa impulsada por la Organización de las Naciones Unidas; el número 6 se refiere a “garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”.
La bióloga y doctora en ciencias recordó su importancia en materia de salud, toda vez que lavarse las manos con agua disminuye la posibilidad de contraer enfermedades como la Covid-19.
En ocasión del Día Mundial del Agua, que se celebra el 22 de marzo, recalcó que la conmemoración debe servir para hacer conciencia y de lo increíble que es ese recurso, apreciar sus beneficios y reflexionar que somos agua: 60 por ciento de nuestro cuerpo está compuesto por agua. “Eso habla mucho de la relación estrecha que tenemos con ella”..
La explotación desmedida del agua además afecta los ecosistemas y la biodiversidad; además, el ciclo hidrológico impulsa otros, como los del nitrógeno y del fósforo, que también se ven afectados porque el líquido ayuda a que esos elementos lleguen, por ejemplo, al suelo, y de ese modo se incorporen a otros ciclos biogeoquímicos.
Reaprovechamiento del agua
Alejandra Fonseca destacó el papel de los ciudadanos para enfrentar y resolver el problema. “Abrimos la llave y usamos el agua, pero no pensamos dónde se obtuvo, cuántos miles de años puede tener o cuánto le costó al planeta almacenarla; simplemente abrimos la regadera o jalamos la palanca del excusado, sin pensar en nada más. Debemos cambiar de mentalidad”.
El agua de desecho que sale de las casas en la Ciudad de México, detalló, va a parar al Valle del Mezquital, a 100 kilómetros de distancia, donde –una vez tratada– la recibe otra población y se aprovecha para sembrar.
Para la especialista, esas aguas residuales se deben tratar adecuadamente y utilizarlas otra vez en la capital mexicana; eso es sustentabilidad. Además, instalar mayor cantidad de plantas de tratamiento y potabilizadoras, ser más estrictos con las empresas que contaminan y aplicarles sanciones más severas; sería lo óptimo.
Con información de la UNAM