La Ciudad de la Eterna Primavera ha destacado por ser un destino turístico gracias a su clima e historia. Desde la década de los 70 hasta principios de los 2000 se caracterizó por ser una de las ciudades favoritas para la vida nocturna, con una diversidad de discotecas para todos los gustos.
Sumándose a la gran gama de discotecas que existían en Cuernavaca, El Alebrije abrió sus puertas el 19 de abril de 2000 con un concepto innovador y un espacio moderno con capacidad para 1,250 personas, de acuerdo con la información publicada en la página web www.morelosturistico.com.
Es así como a inicios del nuevo milenio se creó este espacio nocturno de entretenimiento que invitaba al público a divertirse y disfrutar la música del momento.
El Alebrije Cuernavaca se ubicaba en Plan de Ayala, una de las principales avenidas más transitadas de la ciudad, en la colonia Teopanzolco.
“Era una sucursal de lo que fuera El Alebrije Acapulco o antes el News, intentando replicar la espectacularidad que tenía el de allá. Se decía que los hermanos de Ana Bárbara estaban metidos en este negocio”, expresó Ray Cárdenas, productor y programador de radio.
Las noches en la capital morelense se llenaban de fiesta, alcohol, música y convivencia de los jóvenes entre amigos y familiares, quienes acudían a estos sitios a pasar momentos de diversión.
“Fue esa época donde en Cuernavaca se intentó hacer las cosas como en los 90, pero ya era demasiado engolosinamiento con los conceptos chilangos, porque inclusive lo que fue El Alebrije fue hecho ex profeso para la discoteca, pero también resulta ser que había otros antros en aquellos entonces, justo en esa zona, que fueron muy fugaces”.
El Alebrije se caracterizó por celebrar sus conocidas fiestas temáticas, de acuerdo a la época, e incluían performances en noches especiales. Asimismo, a partir de 2004, en esta discoteca el público disfrutó de la música en vivo de grandes artistas y agrupaciones como Kabah, Benny Ibarra, Aleks Syntek y Moderatto, entre otros.
En su quinto aniversario renovaron sus instalaciones integrando nuevas herramientas para brindar una experiencia inolvidable a los clientes. Sin embargo, la competencia era muy fuerte, pues había muchas discotecas en esos momentos, sobre todo aquellas que llevaban ya varios años en el gusto del público.
“Aunque quisieron hacer lo mismo que era en Acapulco, acá en Cuernavaca no pegó, ni fue 'wow' porque no podía luchar con monstruos vivos como Taizz, Barbazul y Kaova; el concepto de El Alebrije era más para los chilangos”.
A diferencia de las décadas anteriores, los bares y discotecas comenzaron a abrir sus puertas desde media semana, incluso en horarios muy tempranos.
“Ya era un abuso, en el sentido de que podías agarrar la fiesta diario, desde miércoles abrían estos lugares y realmente ya era un atasque cañón de alcohol entre los jóvenes”.
Asimismo, Ray Cárdenas agregó: “El Alebrije tuvo esa dinámica y realmente era muy caro y ya no tenía la espectacularidad de un antro padre, era como una chelería gigante, con mesas y pantallas, prácticamente parecía una bodega, de hecho hoy es una mueblería y no le cambiaron nada de la estructura”.
La zona de la avenida Plan de Ayala, donde se ubicó El Alebrije Cuernavaca, es una de las que más discotecas y bares ha tenido la ciudad, desafortunadamente no han tenido tanto éxito o han ocurrido desastres catastróficos.
“Es una zona salada, porque muchos de las discoteques y bares que han abierto ahí han tenido varios problemas. Recordemos el caso del Classico que fue quemado en el 2010, yo vivía en Durango y recuerdo fue muy sonado. También la discoteca The Grand Hotel en Cuernavaca, que se caracterizó por las constantes riñas que había dentro del lugar y el caso de Juan Sebastián Figueroa, hijo de Joan Sebastián que fue abatido a balazos por personal del lugar también en 2010. O en Potrero Verde que quisieron retomar la dinámica de Las Antorchas, y se va para abajo, nada de lo que pasa en ese corredor ha tenido éxito”.
Con la creciente ola de violencia, la falta de innovación, la baja del turismo, la competencia y el poco interés por parte de los jóvenes, El Alebrije Cuernavaca cerró sus puertas en 2010.
“Toda la situación que se ha vivido tiene mucho que ver en cuanto a la gente y las autoridades hoy en día. Realmente, puedo decir que El Alebrije no logró los objetivos que tenía desde el principio, nunca fue tan espectacular como pretendía, y considero que no forma parte de nuestra memoria histórica”.