Todavía hace unas décadas, en algunas regiones de Morelos era muy común ver a los campesinos dirigirse al trabajo, ya fuera a caballo o a pie, con un bule atravesado del hombro a la cintura, una imagen que prácticamente ha desaparecido pero que, de acuerdo con un proyecto de la agrupación Cerro Grande, podría ser la mejor opción para reemplazar definitivamente las botellas de plástico, cuyo impacto ambiental puede llegar a ser muy fuerte.
El proyecto lleva una intención de que ya no utilicemos tanto plástico, en primer lugar, y en segundo lugar, que utilicemos este utensilio ancestral, que en su momento formó parte de nuestra cultura y hoy, lamentablemente, ya ni siquiera se cultiva, señaló Francisco García impulsor de este proyecto.
Una artesanía útil
Hace un año, en su parcela, Francisco García retomó la producción de bules como parte de un proyecto piloto que incluye la participación de pintores de la región, quienes se encargaron de adornar los recipientes naturales con motivos de la Revolución Mexicana y la imagen de Emiliano Zapata Salazar.
Hace décadas, los campesinos transportaban el agua en bules o cantimploras, recipientes que no eran desechables, pero hoy en día los dos están en desuso, mientras que nuestros canales de riego están llenos de plástico de todo tipo, incluyendo botellas, alertó el productor.
Por ahora, Francisco García asiste a eventos de campesinos con un bule al hombro, esperando que su iniciativa logre convencer a nuevas personas y sumar a más participantes.
El bule en México
Conocido por varias nombres de acuerdo con la región del país en la que nos encontremos, el bule es el fruto de la Lagenaria siceraria, una planta trepadora de la familia de las cucurbitáceas.