El 3 de julio de 1955, hace 65 años, las mujeres emitieron por primera vez su voto en México, acontecimiento que implicó uno de los mayores reconocimientos a sus derechos políticos.
Sin embargo, fue hasta el proceso electoral 2017-2018 cuando en Morelos se emitió una acción afirmativa por la cual los partidos políticos debieron registrar a mujeres en el primer lugar de sus listas plurinominales, lo que permitió que por primera vez en el estado hubiera un Congreso integrado en su mayoría por mujeres.
La LIV legislatura local (2018-2021) que se estrenó en su integración con solo 20 curules estuvo integrada en un 70% por mujeres. En un hecho inédito, 14 de esas curules estuvieron ocupadas por mujeres y únicamente por seis hombres.
Mireya Gally Jordá, consejera presidenta del Impepac, recordó el largo camino que se ha tenido que recorrer para llegar a la paridad de género en Morelos, entendida como una participación equilibrada de hombres y mujeres en las posiciones de poder.
En 2009 diversos partidos políticos tuvieron que inscribir a mujeres en sus listas a las diputaciones federales por la vía plurinominal, quienes al rendir protesta de ley a su cargo eran obligadas por las cúpulas de sus partidos a solicitar licencia al cargo para permitir que su suplente, un varón, asumiera la curul.
A este hecho se le conoció de manera vergonzosa como “las juanitas de San Lázaro”. Gally precisa que después de ese ‘suceso’ la norma en México se tuvo que endurecer, de tal manera que se estableció que no solo la candidata tenía que ser mujer, sino también su suplente.
Morelos fue el primer estado del país en establecer la obligación para que los partidos políticos no solo asignaran el 50% de sus candidaturas a mujeres, sino que además encabezaran las listas por la vía plurinominales para garantizarle a las mujeres el acceso a una curul.
Gally celebra que en estos momentos haya un importante porcentaje de mujeres que luchan por ocupar esos espacios y porque se hagan respetar sus derechos político electorales, reconocidos en la Constitución Política del Estado.
Considera, sin embargo, que vivimos en una sociedad que no está acostumbrada a que las mujeres ocupen cargos de primer nivel, como en el caso de una diputación local, lo que trae consigo que sean las más evaluadas y se les imponga un marcaje personal en todo lo que dicen y hacen, a diferencia de los varones que tienen la misma responsabilidad.
La maestra en Ciencias Políticas Leticia Neria Monroy, coincide en que a las mujeres que ocupan una curul se les exigen resultados inmediatos en su ejercicio público, a diferencia de los hombres que desempeñan el mismo cargo.
Precisa que debemos tener muy claro como sociedad que los beneficios a partir de reformas, por ejemplo en materia de género, que pudieran esperarse de manera inmediata solo por el hecho de que 50% de las curules están ocupadas por mujeres no dependen de ellas solamente, sino de toda la legislatura como tal.
“Sí hay que ser puntuales al señalar que el número de las mujeres que ocupan una curul es importante y se tiene que aplaudir aún con todos los errores que se puedan tener porque es un avance”.
Agrega que ver la Cámara de diputados local integrada al 50% por mujeres y hombres es un avance que se debe aplaudir porque significa que la sociedad morelense avanza en términos de género.
Para Paola Cruz Torres, diputada de la LV legislatura local, la primera completamente paritaria en Morelos, si bien las mujeres hoy en día pueden acceder en igualdad de circunstancias a los espacios de poder, no están exentas de enfrentarse a prácticas que buscan ‘bloquearlas’.
Lamentó que ocho diputados -de los cuales siete son mujeres- tengan que enfrentarse a la violencia política de sus compañeros, la cual “disfrazan sus acciones con supuestos actos parlamentarios”. Agregó que se debe garantizar a las mujeres en la Cámara de diputados y en los cabildos su pleno desarrollo, si no la paridad de género será solo una aspiración.
“Te puedo compartir que es una tristeza que la violencia acorrale a las mujeres en todas las esferas y en el ámbito de la política no es la excepción”. A partir de su experiencia, considera que falta un marco normativo que “blinde” a las mujeres que llegan a una curul para que puedan desempeñarse de manera plena.
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