El lugar que vio morir a Zapata

”Lo mataron en una vil traición; de frente a frente, a Zapata no lo mataban”

Emmanuel Ruiz

  · martes 27 de marzo de 2018

Chinameca fue el último sitio que visitó Emiliano Zapata / Fotos: Emmanuel Ruiz

Debe ser terrible ir a un lugar creyendo que te van a regalar armas y ser recibido a disparos. El 10 de abril de 1919, montado en su caballo, Emiliano Zapata recibió más de 20 al atravesar el dintel de la Hacienda de Chinameca. Casi un siglo después, los restos del arco todavía conservan las marcas que dejaron los tiros, así como las bisagras de la puerta por la que entró el general están oxidadas y en una de ellas hay un nido de gorriones.

En medio del arco, el monumento de Zapata montado en su caballo. A la izquierda, Andrés Trujillo tumbado en una sillita roja, imitando el monumento con pequeñas esculturas de papel que vende en cien pesos cada una. Lleva cinco años haciéndolo.

“De niño yo escuchaba todas las historias de Zapata y como que Dios me decía ‘pon atención porque de eso vas a vivir’”, narró Andrés, de 82 años, con una gorra negra cubriéndole el cabello blanco, el cuerpo claro con manchas de vejez y las manos arrugadas, delgadas, menudas.

Cada mañana, Andrés y otros ancianos del pueblo llegan a la Ex Hacienda para recibir a los turistas y ofrecerles visitas guiadas. El paquete completo incluye la narración del asesinato, un recorrido en los alrededores del casco y la visita al cerro La Piedra Encimada, donde Zapata puso sus pies por última vez.


La Piedra Encimada

Pasa del mediodía y las actividades en la calle se reducen a lo estrictamente necesario, nada más. A 35 grados de temperatura, en temporada vacacional, la gente prefiere encerrarse en sus casas. Cualquier otra cosa parece una exageración, pero yo me dirijo a la punta del cerro porque quiero hacer el mismo recorrido que hizo Zapata para llegar a la hacienda, ver lo último que vio. Sí, una exageración.

Es Chinameca lo que se ve desde arriba. Sobre la piedra más alta que corona el cerro, lo primero que se ve son las casas que ha construido la gente en las laderas. Más allá, una vista de la hacienda, tan distante, y los cañaverales que la rodean, tan verdes. Copas de árboles, la calle principal, el valle que parece imperecedero.

“Debe ser terrible que te engañen de esa forma”, me digo entonces. Fue en este punto donde Zapata se atrincheró con sus hombres perseguido por el Gobierno federal. Fue aquí, bajo un sol parecido a éste, en una hora cercana a ésta, donde recibió la invitación de Jesús Guajardo de bajar a comer. Aquí, sobre este montículo de piedras enormes, fue donde pensó que sería buena idea. Fue la última idea que pudo pensar.


El último recorrido

Acompañado por un grupo de hombres de los suyos, Zapata entró por la puerta principal, avanzó unos diez metros mientras la banda de guerra tocaba la llamada a honores, avanzó otro poco y recibió los disparos. Dicen que trató de sacar su pistola, pero que no lo consiguió.

“En este lugar. cayó muerto el general Emiliano Zapata Salazar el 10 de abril de 1919, según información oral de testigos presenciales”, se lee en la placa de su monumento.

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