Para Sergio no fue fácil volver a Cuautla. Hace dos años regresó a esta ciudad para estar al pendiente de la salud de su padre y su hermana, pero una vez aquí se enfrentó a una dura realidad: la falta de empleo. En Querétaro, donde había pasado los últimos 12 años de su vida, Sergio Fandiño, habitante de la colonia Morelos, trabajaba en el sector transportista y tenía un sueldo seguro.
“Es un cambio, porque uno está acostumbrado a un salario fijo. Hay que arriesgarse: hay días buenos, días malos, como en todo, pero ahí vamos”, recuerda.
Sergio Fandiño Muñoz es hoy el responsable de Panda Burguers, un negocio dedicado a la preparación y venta de hamburguesas y hot dogs en la colonia Morelos, a unos pasos de la bomba de agua de la antigua Ferrocarriles Nacionales de México. Desde este lugar, en el patio de su casa, Sergio recibe cada fin de semana a decenas de personas que se han convertido en sus clientes, atraídos por el gusto de sus hamburguesas.
“Al principio mandé a hacer tarjetitas. Creé una página de Facebook y primero la veían mis conocidos. Tomaba fotos, las subía a la página y sobre eso fue llegando gente, después las recomendaciones”, relata sentado ante una de las mesas de las que dispone el negocio.
Emprendiendo
El primer paso siempre es difícil, pero hoy, siete meses después de haberlo dado, Sergio sabe que valió la pena. Al principio, según su propia experiencia, uno tiene que ser paciente con los primeros meses, en los que bien pueden no llegar los resultados deseados. Tal situación ocurrió en su negocio.
“Hay que tomársela en serio para empezar y no desanimarse, porque puede que al principio pase un mes y veas que no, le inviertes y le inviertes y no, pero hay que darse a conocer, como te digo, y que la gente te vaya ubicando”, explica.
Para Fandiño, poner en marcha Panda Burguers requirió de hacer cosas que no había hecho nunca, entre ellas administrar una página de Facebook. Si hoy el sitio cuenta con fotos y publicaciones regulares es porque realmente quiso aprender a hacerlo: en un inicio, recuerda hoy con humor, nadie más que él podía ver las publicaciones de la fan page.
“Las redes sociales también ayudan mucho. No sabía hacer publicaciones para negocios, aquí fui aprendiendo. Al principio fue difícil, porque no se mostraban las publicaciones. Les decía a mis amigos que entraran a mi página a ver si podían ver algo, pero nadie podía entrar, le tuve que ir buscando, viendo tutoriales en YouTube”, dice Sergio.
Redes sociales, una herramienta útil en pandemia
Durante la pandemia de la covid-19, el uso de redes sociales experimentó un crecimiento inusitado en todo el mundo. Durante 2020, se calcula que su uso creció en un 13.2 por ciento más que durante el año anterior, debido al confinamiento y la necesidad de la población mundial con acceso a internet de conectar con los demás, acceder a información local y global, así como con marcas, productos y empresas.
Para los propietarios de pequeños negocios, jugaron un papel tan importante como para haber marcado la diferencia entre existir o dejar de hacerlo: las restricciones en las actividades presenciales y la falta de conocimiento en el manejo de las herramientas digitales fueron factores que terminaron por influir en el cierre de negocios con años de historia. En cambio, se convirtieron en aliadas para quienes decidieron recurrir a ellas para seguir ofreciendo su servicio, como las entregas a domicilio.
A domicilio y para llevar
Mientras que otras empresas y negocios locales recurrieron a terceros para poner en marcha o fortalecer la modalidad de servicio a domicilio, que permitía seguir operando, reduciendo el riesgo de contagio de sus clientes, Sergio Fandiño lo hizo usando sus propios medios, es decir, su propio vehículo.
“Si alguien pedía a domicilio agarraba y me iba a entregarlo”, recuerda.
Aun a estas alturas Fandiño sigue haciendo estas entregas dentro de Cuautla. De todos modos, tanto en el comienzo como ahora, la gente opta por hacer pedidos para llevar, y aunque el establecimiento dispone de varias mesas para los consumidores, muchos han optado por no arriesgarse:
“Al principio fue más como para llevar, todo para llevar, y conforme fue bajando de intensidad la pandemia, que todavía no, pero ya estamos un poco más desahogados, es como está llegando la gente. Sin embargo, es más el servicio para llevar que la gente que llega aquí”, afirma.
Cruzando la entrada de Panda Burguers, Sergio espera a los clientes con el cubrebocas bien puesto, un dispensario de gel justo a un lado de la puerta y mesas y sillas listas.
La carta
Abierto de jueves a domingo, en horarios de las 18:00 a las 22:00 horas, Panda Burguers ofrece una amplia variedad de hamburguesas, que va desde la clásica a la sirloin especial, pasando por la hamburguesa de pollo, la hawaiana, la arrachera clásica, la arrachera especial y la sirloin clásica. Además de hamburguesas, los clientes pueden encontrar hotdogs y baguettes, así como papas a la francesa, nachos y papas gajo para acompañar.
Un poco de historia…
Según Wikipedia, una hamburguesa es un sándwich a base de carne molida o de origen vegetal aglutinada en forma de filete, cocinado a la parrilla o a la plancha. La carne se presenta en medio de dos rebanadas de pan en forma de óvalo. Se le suele acompañar con aros de cebolla, lechuga, rodajas de tomate, láminas de encurtidos y papas fritas.
La historia de este platillo puede remontarse hasta los patricios romanos, que tenían su propia versión de la hamburguesa. En el siglo XIV, las tribus mongolas y turcas ya picaban en tiras la carne del ganado de baja calidad para hacerla comestible. Estas recetas llegaron a Alemania a través de los tártaros de origen ruso, que comían la carne cruda condimentada con especias.
La palabra hamburguesa proviene de la ciudad de Hamburgo, en Alemania, el puerto más grande Europa en aquella época. El plato fue introducido a Estados Unidos a finales del siglo XIX, a través del plato llamado “filete estadounidense al estilo Hamburgo”.
El documento más antiguo que hace referencia a aquel plato es una carta del “Delmonico’s Restaurant”, que la ofrecía a sus clientes por el año 1834. Pero no fue hasta el año de 1895 cuando el chef Louis Lassen, de Connecticut, elaboró la primera hamburguesa en Norteamérica, después de recibir la receta de unos marineros procedentes de Hamburgo.
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