Luego de que el World Resources Institute (WRI) ubicara a Morelos como una de las entidades de México con mayor nivel de estrés hídrico (extremadamente alto, según la clasificación del instituto), el estado no puede seguir recibiendo a empresas que hagan uso de sus aguas.
De acuerdo con Juan Carlos Valencia Vargas, presidente del Consejo Consultivo de la Asociación Mexicana de Hidráulica y experto en temas de planeación para este recurso, el estado de Morelos llegó a un punto en que sus aguas ya no pueden ser concesionadas a nuevas empresas, a menos que éstas hagan uso de las concesiones que ya existen mediante acuerdos con quienes las poseen.
Toda el agua superficial ya se encuentra concesionada o asignada para diferentes usos, de manera que cuando una empresa, una institución o cualquier persona física quiere instalar dentro del estado una actividad que requiera de agua superficial, se encuentra con la noticia de que no hay agua superficial para nuevos aprovechamientos, así que tiene que conseguir agua de alguien que ya tenga los derechos
Valencia Vargas.
A través del atlas mundial "Aqueduct", elaborado por el WRI, las empresas que necesitan agua para operar tienen acceso a información que les permite saber en qué regiones del mundo es factible instalarse, y en cuáles no. En el caso de Morelos, el alto estrés hídrico (4.33 de un máximo de 5 puntos) supone un gran impedimento.
Comprendiendo la crisis
Ubicado en la cuenca del Río Balsas, Morelos es el único de los ocho estados del país cuyo territorio es abarcado en su totalidad por este río, aunque todos usan su agua para subsistir. Eso, en principio, lo coloca en una situación de estrés hídrico alto, ya que en la actualidad toda el agua de la cuenca ha sido concesionada o asignada para diferentes usos: la producción de energía eléctrica es el primero; en segundo lugar, el uso agrícola; en tercer lugar, el uso doméstico; y, finalmente, el uso industrial. Con los años, el uso que se le ha dado al agua superficial ha llegado a su límite.
Agotadas las posibilidades con el agua superficial, sería lógico pensar que la que corre de forma subterránea alberga una nueva esperanza, pero no es así: de los cuatro acuíferos que existen en Morelos, uno (Tepalcingo-Axochiapan) se encuentra en condiciones de sobreexplotación, mientras que la disponibilidad del resto (Cuernavaca, Zacatepec y Cuautla-Yautepec) se aproxima al nivel "cero", lo que obliga tanto a las autoridades como a los productores del campo a tecnificar sus riegos para aprovecharlos al máximo.
En convenio hasta el 2030
De acuerdo con Juan Carlos Valencia, quien se ha desempeñado como director general del Organismo de Cuenca Balsas de la Conagua, el estado de Morelos (y todos sus habitantes) goza actualmente de una asignación que le da derecho de usar el agua del Balsas hasta el año 2030. A casi una década de que eso ocurra, tanto el sector gubernamental como la ciudadanía deben dar pasos concretos en la disminución de pérdida y el consumo.
La energía solar como opción
En este escenario, la investigadora Elena Burns, integrante de la organización "Agua para todos, agua para la vida" y perteneciente al Centro para la Sustentabilidad de la Universidad Autónoma de Metropolitana (UAM) "Incalli Ixcahuicopa" considera que tanto Morelos como el país necesitan adherirse a una nueva Ley General de Aguas que impida que sus recursos hidráulicos sigan siendo usados por el sector energético e industrial.
Morelos está muy cerca de los números rojos, pero hay otras maneras de generar energía, en el siglo XXI hay alternativas para generarla sin requerir del uso del agua, y eso es lo que debemos hacer
De acuerdo con la investigadora, la actual Ley de Aguas deja un terreno abierto para las concesiones, lo que ha generado las altas condiciones de estrés hídrico, algo que se debe empezar a revertirse:
Vamos a necesitar el agua para los derechos humanos, se tiene que mantener un medio ambiente, el uso personal doméstico y la producción de la agricultura esencial, para la agroexportación y la suficiencia alimentaria del país.