En Tlaltizapán conmemoraron el 104 aniversario luctuoso de la masacre del 13 de agosto de 1916. Desde muy temprano se rindió homenaje e izó la Bandera a media asta; además, tanto autoridades municipales como ejidales colocaron ofrendas florales. Este año, a consecuencia de la pandemia, no hubo discursos ni reseña de los hechos.
A la plaza de los Mártires del 13 de Agosto, donde en una fosa común se enterraron a decenas de las personas masacradas, arribó el alcalde Alfredo Domínguez Mandujano, con personal del Cabildo, directores de área y autoridades ejidales a rendir homenaje a los caídos.
Ahí se recordó la irrupción de las tropas carrancistas tras una fallida persecución del general Emiliano Zapata, y, como no lograron su objetivo, Pablo González Garza ordenó que mataran a todos los que encontraran. El 13 de agosto de 1916, el pueblo de Tlaltizapán vivió una de las masacres más grandes que fueron arrancadas de la historia de la Revolución del Sur y que poco a poco se va olvidando, lamentó el profesor Ángel Díaz Vázquez.
De acuerdo con la cronista y encargada del museo Cuartel de Zapata, Diega López Rivas, originaria de Tlaltizapán, en entrevista con El Sol de Cuernavaca y El Sol de Cuautla, recuerda: “Ese día fue tremendo, todos pensaron que Zapata había tomado el pueblo, porque las campanas se echaron al vuelo, pero no fue así, fue para asesinar a todos los hombres que encontraron en este pueblo”.
Los sobrevivientes dan cuenta que eran como las 3 de la tarde cuando empezó la masacre, muchos murieron porque se asomaban a los tecorrales, pensaron que era el triunfo de Emiliano Zapata, pero andaban casa por casa asesinando a los hombres.
Fueron horas de terror; se oscureció y todavía escuchaban los balazos; el gobierno estaba en las calles, en las esquinas, la gente no era libre de llorar de darle una bendición a sus hijos, porque también eran acribillados y desde lejos los veían caer y morir.
Con mucho temor y a oscuras, las madres lloraban en silencio por la muerte de seres queridos, amaneció tuvieron tristemente a la vista como habían quedado los cadáveres en las calles y como los perros lamen la sangre, nadie podía decir nada, así estuvieron tirados 3 días ya en estado de descomposición, el Sacerdote de la iglesia y el juez suplicaron que les permitieran sepultarlos.
Fue hasta entonces que el gobierno dio una orden de que lo sepultaron las mujeres como pudieron a sus padres, abuelos, tíos, hijos, y los arrastraron a los patios rascaron cómo pudieron, los enredado en el petate o en sarapes y ahí lo sepultaron. Los que quedaron tirados en la calle fueron acarreados y en una fosa común dónde está ahora el monumento dedicado a los mártires del 13 de Agosto.
Plaza de los Mártires del 13 de Agosto, donde en una fosa común se enterraron a decenas de las personas masacradas
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