El decreto de fundación del 17 de abril de 1869, dado en Palacio Nacional por Benito Juárez, estableció la creación del Estado Libre y Soberano de Morelos, con la porción de territorio del antiguo Estado de México constituida por cinco distritos entre ellos, Cuernavaca, la conocida Ciudad de la Eterna Primavera.
La capital del estado es conocida no sólo por su clima y naturaleza sino también por su historia, albergando sitios reconocidos tanto a nivel nacional como internacional, con una amplia gama de negocios en materia de entretenimiento, entre ellos la entrada en vigor de grandes cinemas del gusto de los morelenses, donde chicos y grandes, parejas, amigos y familias, se reunían para disfrutar de una matiné con películas mexicanas y hollywoodenses, en especial, porque en ese tiempo todos los cuernavacenses se conocían.
De acuerdo con Octavio Sedano Reynoso, miembro del Consejo de Cronistas A.C., los primeros cines aparecieron entre los 50 y 60, siendo los más concurridos los entonces cine Ocampo, Alameda, Olimpia y Las Palmas. Cuando todos los ciudadanos se conocían y una buena plática se hacia presente en las largas filas de acceso para ver una película de estreno como Los 10 mandamientos.
El cronista recordó que el ir al cine se volvió un hobby para todos los morelenses, debido a que la matiné costaba dos pesos, mientras que a partir de las 16:00 horas subía la entrada a cinco pesos; “era algo bonito porque todos se conocían, sabían quiénes eran y cuando éramos niños nos encontrábamos en la matiné".
A pesar de que eran clásicas las matinés en el Cinema Alameda -ubicado en calle Matamoros- la gente lo menospreciaba al considerar que asistían residentes de escasos recursos. Los famosos cinemas en Cuernavaca estaban configurados con pantallas gigantes, dos pisos y lunetas, sitios que los jóvenes utilizaban para hacer diferentes tipos de bromas, al entregarles ladrillos y garrote, para sentarse y matar las ratas, respectivamente.
Sedano Reynoso confirmó que los cinemas desaparecieron porque empezaron a surgir cines más pequeños pero con más salas, ofreciendo no sólo un producto novedoso, sino también más opciones en cuanto a las películas que eran proyectadas. No obstante, el Cine Morelos trató de imitarlos al crear más salas.
Para el cronista es una tristeza que los edificios que albergaban los cinemas hoy -en su mayoría- se encuentran abandonados, ya sea porque a los dueños no les han dado otras facilidades, o al mismo tiempo porque Cuernavaca es una ciudad muy complicada para los espectáculos.
En la segunda mitad del siglo XIX, se construyó el primer teatro de la ciudad, el teatro Juan Ruiz de Alarcón, y cuenta la historia que una devota de San Pedro se paraba frente al teatro a implorar que se incendiara por haberse sustituido un lugar santo -la iglesia de San Pedro- por uno pagano.
Tres años después de su inauguración, el teatro se incendió en toda el área del foro con los camerinos, butacas y escenario, quedando sólo la fachada con los vestíbulos en planta baja y alta. Años después, a espaldas de las ruinas se edificó el hoy Cine Morelos (teatro Porfirio Díaz).
Se inauguró el 05 de febrero de 1882; a partir de 1930, el Congreso local comenzó a declarar al Cine Morelos como recinto legislativo por días específicos. En agosto de 1988 se publica el decreto de creación del Instituto de Cultura del Estado de Morelos, organismo del cual depende el Cine Morelos y del cual se publica su reglamento en diciembre de 2005 en el periódico Oficial Tierra y Libertad.