A mediados de 1987 se puso la primera piedra para la construcción de la biblioteca Pública Regional Abraham Rivera Sandoval, la segunda más grade en Morelos.
En sólo tres meses el edificio quedó concluido en un área de aproximadamente 500 metros cuadrados dentro de los patios del ferrocarril interoceánico de Cuautla, sobre la calle de Capitán Bollás sin Cabeza, esquina con Escoto, en pleno centro histórico.
El arquitecto Miguel Ángel Benítez Urueta, quien formó parte del equipo de trabajo que ejecutó el proyecto con recursos del gobierno del estado, relata cómo fue que en una sesión del Colegio de Arquitectos de Morelos, sección Cuautla AC, al que pertenece desde hace 36 años, se le hizo la invitación a participar en su edificación.
“El arquitecto José Manuel Reachi Mora, entonces presidente del colegio, nos dio a conocer el nuevo proyecto para la ciudad tras una llamada telefónica que le hizo a su casa el gobernador Lauro Ortega Martínez y en la que lo citó a una reunión personal en Cuernavaca ese mismo día; a su llegada, en el privado del mandatario estaban unos planos dibujados al lápiz en una cartulina blanca”.
“Quiero hacer esta biblioteca para Cuautla en los patios de la estación”, le dijo el mandatario, “¿puede o no puede?”; al contestar afirmativamente, el gobernador giró las instrucciones para dotarlo del recurso necesario para iniciar la construcción al día siguiente.
Para ello el arquitecto Reachi se apoyó en su homólogo Rodolfo Aurelio Partido Quezada para empezar la obra.
A escasos metros frente a la construcción, sólo separado por la calle, vive hasta la fecha el egresado de la UNAM, arquitecto Benítez Urueta.
Debido al interés del gobernador que cursaba su penúltimo año al frente del poder ejecutivo morelense, “la obra se concluyó en tres meses, inaugurándose en el mes de agosto de ese año de 1987”.
La zona en que se construyó, señala, “era un basurero de la estación del ferrocarril, había de todo, así que lo primero fue limpiar y empezar rápidamente la obra. Al mes, en la siguiente reunión del colegio, se abordó que la biblioteca no luciría porque había una inmensa barda de un metro de espesor de adobe y piedra que circundaba prácticamente toda la estación, por lo que entre todos hicimos un rápido proyecto para quitar las bardas y poner las rejas que hoy lucen y así dignificar el espacio para darle vista a la biblioteca”.
Al cabo de los meses, la inauguración llegó; sin embargo, aunque ya todos sabían que le biblioteca llevaría el nombre del reconocido profesor de Cuautla, Abraham Rivera Sandoval, “él era el único que no lo sabía, por lo que estando por cortar el listón y con la asistencia desde luego del gobernador y de todo mundo, al notar la ausencia del homenajeado, el presidente municipal Javier Malpica dio la orden de ir en su búsqueda a su casa”.
Elementos a bordo de una patrulla fueron a la calle de Virginia Hernández número 4, donde vivía el docente, lo subieron y lo llevaron para dar paso a la inauguración.
“El profesor no quería venir y cuestionaba por qué poner su nombre a algo tan importante, a lo que le contestaron: es que usted es importante, un personaje vivo de la historia de Cuautla; y cómo no, educando a muchas generaciones y con ese célebre poema de su autoría Maestrito de Pueblo”, agregó.
El estado actual
Tras su apertura ha funcionado por casi 34 años, pasando por sus instalaciones miles de usuarios de Cuautla y la región. En sus más de 60 estantes se pueden consultar libros de todos los niveles educativos y demás material bibliográfico de interés para el público en general, todo proporcionado por la dirección general de Bibliotecas del gobierno federal.
Mucho de los libros se han ido deteriorando, algunos han sido reparados, otros desechados o dados de baja; a la fecha se tiene un número consecutivo de 25 mil ejemplares, de acuerdo con información proporcionada por el director de la biblioteca, Jaime Martínez Rivera.
Cuenta con una videoteca, una sala infantil, una sala de consulta general y un módulo digital con material de cómputo.
Debido a la pandemia, no abre sus puertas desde marzo de 2020, por lo que en este tiempo se han hecho labores de reparación de libros y demás mantenimiento.
Pasaron 33 años sin que la biblioteca cambiara su mobiliario, hasta que en 2020, mediante una donación que realizó la línea de autobuses ADO, se empezaron a cambiar sillas y mesas.
El inmueble presenta también deterioro de sus baños; sin embargo, las autoridades informaron que se tiene ya presupuestada su remodelación.
Jaime Martínez comentó que en sus inicios el personal que laboraba en esta y en el resto de las cuatro bibliotecas públicas de Cuautla, contaban con personal que pagaba el gobierno del estado, pero a la fecha es el municipio quien cubre el salario de todos los bibliotecarios.
La era digital
La biblioteca Abraham Rivera Sandoval cuenta con un módulo digital que lleva el nombre de Riverside debido a que fue esta ciudad californiana, hermana de Cuautla en los Estados Unidos, quien donó al principio de la década del 2000, 20 computadoras que fueron instaladas en esta área.
Además el director informó que actualmente la biblioteca atraviesa por un proceso de digitalización de libros, los cuales podrán ser consultados también a través de una plataforma digital, proceso que se inició dese el año pasado pero que debido a la pandemia se detuvo.
Pese a la modernidad, el funcionario descartó que esta nueva era acabe en un futuro con el uso físico de los libros “la era digital no va a suplir en ningún momento al volumen físico de los libros, esa moda de tener un libro físicamente en nuestras manos nunca va a pasar, al contrario va a continuar en esta y en las generaciones que vengan”.