El estrés infantil y adolescente no se había reconocido como un padecimiento que causara estragos en este sector de la población, hasta hace a penas escasos cinco años, señala la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia; este problema se limitaba a clasificarse como un berrinche que pasaba en cualquier momento.
La titular de la Procuraduría, Sarah Olivia Parra Téllez dijo que el tema del estrés infantil lo abordan desde una perspectiva de la protección integral de la niñez, sobre todo cuando existe una vulnerabilidad de derechos que generan estrés.
"El estrés infantil y adolescente se acentúa en el ámbito familiar, social y escolar; entre las situaciones más comunes, está el que vivan una situación de violencia o la separación de los padres, ya que algunos usan a los hijos como una herramienta de castigo".
Existen dos tipos de estrés: el positivo y el negativo, el primero tiene que ver con la presión que se ejerce para mejorar en algún aspecto o situación; el negativo, es el que puede llevar a un menor a desarrollar una enfermedad o hasta el suicidio si no es atendido.
Dolores Ortega Vazquez, quien es Psicológa Terapeuta de la Procuraduría, dijo que el estrés comienza desde la etapa preescolar, lo que nada tiene que ver con la edad sino con las vivencias que transcurren en la vida de los pequeños.
"No tiene que ver con la edad, puede ser un niño de preescolar o un adolescente, no hay una regla general sino más bien situacional".
En el ámbito escolar, el menor puede presentar "desgano y baja autoestima porque un niño es más listo o aprende mas rápido; es inquieto".
En la parte familiar, los menores manifiestan su estrés haciendo "berrinches, se tiran al piso, terrores nocturnos, no tiene control de esfínter, se muerde las uñas".
Los infantes también pueden presentar problemas en la salud a causa del estrés, como dejar de comer, dolor de cabeza, dolor de estómago, diarreas, caídas constantes o se golpean ellos mismos.
"Hay casos en los que se autoflagelan con heridas como el cuting, pues prefieren sentir dolor físico que emocional".
Los factores que causan estrés en los infantes o adolescentes son variados, como la separación de los padres, cambio de residencia, pérdida de la madre o padre o algún otro familiar cercano, su situación económica, o que sus padres platiquen sobre esto delante de ellos, entre otros.
Cuando se detecta estrés en los menores, deben ser tratados por expertos, sumado a la implementación de medidas en casa.
"La mejor prevención es mantenerse atentos a sus hijos, escucharlos de forma provocativa, no regañarles, reconocer situaciones de valentía, felicitarlos por sus logros, jugar con ellos, no obligarlos a hacer actividades extra curriculares que no les gustan, por que esto contribuye a generar mas estrés".
El tratamiento psicológico para los menores dependerá del grado de estrés, puede ser leve o grave, siendo esto el determinante para saber cuánto tiempo durará la terapia.