“Postraos, aquí la eternidad empieza y es polvo aquí la mundanal grandeza”, es la sentencia que se lee en el gran arco azul de la entrada principal del antiguo Panteón de la Leona ubicado en la colonia Carolina en Cuernavaca.
Con 134 años de antigüedad, este cementerio es el más viejo de la ciudad construido en 1883 e inaugurado en 1885. Este lugar encierra gran historia debido a que se trata de uno de los primeros inmuebles construidos del siglo XIX en la ciudad, junto con el rastro municipal; desde esa época, el cementerio se ha convertido en uno de los principales atractivos para los pobladores por su belleza y antigüedad.
La historia del nombre tiene varias versiones, algunos dicen que proviene del antiguo camino de la barranca y el tramo que comprende hasta el lugar de entrada, el cual era conocido como “La Leona”, otros comentan que una leona era la responsable de sacar a los muertos de sus tumbas y arrojar los cuerpos cerca de la subida a Chalma, otros más, cuentan que en esa época la gente tenía la costumbre de nombrar a los panteones por el nombre del primer difunto que moría en la colonia, y dicen que en la antigua calle de Zarco, existió una mujer que se ganó fama de peleonera, siendo apodada “La Leona”, quedando el cementerio bautizado bajo su nombre tras su muerte.
Este lugar es famoso por contar con las tumbas de grandes personajes históricos como los exgobernadores Manuel Alarcón, Luis Flores y Vicente Estrada Cajigal; el diputado Domingo Diez Ruano, el futbolista “Coruco” Díaz, los familiares de los actores mexicanos Almada y el gran cronista de Cuernavaca, Don Valentín López González, reconocido y aclamado por la labor que hizo de rescate a la memoria histórica de la ciudad.
Es importante mencionar que Cuernavaca cuenta con siete grandes panteones con más de 24 mil tumbas que son visitadas diariamente por gran cantidad de gente de las cuales, el Panteón de La Leona alberga 12 mil 400 nichos de descanso.
La época del año en que los panteones tienen más afluencia es durante las fechas previas al Día de Muertos, época en la que los familiares acuden a visitar las tumbas de sus difuntos, para llevar flores de cempasúchil, veladoras e incluso algunos colocan la tradicional ofrenda sobre los sepulcros, obsequiándoles pan de muertos, fruta y demás alimentos que vida solían gustarle a los fieles difuntos. Este año, los siete panteones de la ciudad esperan la visita de aproximadamente 80 mil personas.
A pesar de la gran cantidad de gente que acude al panteón durante la época festiva, la mayor parte del año el lugar permanece en el abandono con la tranquilidad que pocos lugares conocen, esto, debido a que mucha gente ya no frecuenta las tumbas de sus familiares e incluso, algunos las tienen abandonadas.
A causa de esto, el resto del año el panteón se encuentra descuidado y desatendido por la misma gente, tal como asegura la Sandra Castillo, quien acude frecuentemente a visitar las tumbas de sus abuelos en compañía de su mamá, María Teresa.
A pesar de esta situación, Humberto Martínez Enrique, Director de Panteones de Cuernavaca, dio a conocer que actualmente la administración del panteón realizó un proceso de limpieza en el lugar con el que se logró darle mantenimiento en 90 por ciento.
En sus primeros años, el lugar contaba con cabida para menos de cincuenta personas, sin embargo, con el paso de los años el panteón fue creciendo.
En el pasillo principal se encuentra la antigua capilla “El descanso”, construida en 1949, siendo un edificio que aún conserva su diseño original con excepción del techado que fue remodelado en 1950. A raíz del sismo de 2017, esta construcción sufrió graves daños en su estructura, por lo que ahora se mantiene cerrada al público, esperando ser demolida para su posterior reconstrucción.
Metros más adelante, se encuentra la sede original del panteón que data del siglo XVIII, la cual alberga 35 tumbas con una antigüedad de más de 115 años que permanecen intactas a pesar del tiempo, además de un arco de piedra que aún se mantiene en pie y que pretende ser resanado próximamente para su conservación.
Un dato curioso de esta zona, es que aquí se encuentran las dos tumbas más antiguas de toda la ciudad, la primera del año 1883 y se trata del sepulcro de un niño de cinco años; la segunda es de un joven doctor que murió en 1896.
Este lugar también es conocido por contar con la estatua de un ángel de mármol construida por el artista Adolfo Octavio Ponzanelli, creador de las estatuas monumentales del Palacio de Bellas Artes.
Sin duda, se trata de un rincón lleno de historia, leyendas y magia, por este motivo la administración del lugar buscará próximamente presentar un programa al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para que este sea declarado como patrimonio cultural y de esta manera poder ser conservado y restaurado.
Dentro del cementerio, la historia más conocida es la leyenda de la “Dama de los espejos” la cual cuenta que por los años 30, existió una hermosa mujer de negros cabellos y mirada profunda que en su lecho de muerte, pidió a su marido le construyera al morir una tumba cubierta de espejos.
Se dice que su nombre era Josefa Saldaña y que cuando se acerca su aniversario luctuoso o el Día de Muertos, se les aparece a los taxistas que rondan la ciudad a altas horas de la noche.