El uso de cubrebocas y mascarillas como medida para cortar la transmisión del Covid-19 y que los científicos han demostrado su eficacia, no es seguida por el 100 por ciento de la población. Y es que la endeble educación científica en las escuelas en un país como México ha dejado ver su “pobreza” y sus frágiles bases, lamentan expertos como el antropólogo e investigador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Emanuel Orozco Núñez.
Esta falta de interés para que en las escuelas los niños y jóvenes aprendan de ciencia se traduce en que en general, una persona no sabe diferenciar entre un virus y una bacteria.
“La última encuesta que observamos fue del INEGI y el Conacyt, en donde se mostró que 70 por ciento de la gente en México desconfía de la ciencia y de los científicos, y mucha gente preferiría que se enseñe religión en las escuelas.”.
La Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología (ENPECYT) 2017, refiere que en el país el interés de la población por el rubro de Ciencia y Tecnología es de 82.4 por ciento, con dos puntos porcentuales en la medición anterior en el año 2015; pero cerca del 70 por ciento tiene información nula o moderada acerca del tema.
La falta de formación científica desde los primeros años de la educación también está relacionada con la negación a otros descubrimientos como las vacunas. Crecer con este movimiento conocido como “antivacunas” hará que al llegar a la etapa adulta, las nuevas generaciones opten por no vacunar a sus hijos e hijas.
Para la doctora Ana Isabel Burguete García, integrante de la Academia de Ciencias de Morelos (AcMor) y especialista en inmunología, en zonas urbanas como Cuernavaca al menos “ocho o nueve de cada 10 personas usan ya el cubrebocas”.
La doctora Brenda Valderrama Blanco, investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM, cita un estudio de agosto de 2020 y aplicado en Brasil por la revista Personality and Individual Differences, en su edición sobre “Cumplimiento de las medidas de contención de la pandemia COVID-19 a lo largo del tiempo: ¿Importan los rasgos antisociales?”.
Señala que en este país latinoamericano, y que culturalmente se asimila a México, quienes no utilizan mascarillas manifestaron rasgos “antisociales, bajos niveles de empatía y los niveles más altos de insensibilidad, engaño y asunción de riesgos”.
Destacó que la falta de creencia en la ciencia no se basa en el estatus económico ni edad o el desarrollo profesional o nivel de estudio, sino en ese pensamiento “mágico” concebido desde la infancia para dar solución a “algo” que no entienden en ese momento. Este pensamiento es algo que va convirtiéndose en pensamiento crítico cuando se tiene más conocimiento y criterio, pero que requiere de cierto entrenamiento para poder elaborar juicios de valor que permitan hacer la transición entre dichas formas de pensar.
“Este estudio investigó las relaciones entre los rasgos antisociales y el cumplimiento de las medidas de contención de Covid-19. La muestra estuvo conformada por mil 578 adultos brasileños de 18 a 73 años que respondieron facetas del PID-5, el factor de resonancia afectiva del ACME y un cuestionario sobre el cumplimiento de las medidas de contención. Los análisis del perfil latente indicaron una solución de dos perfiles: el perfil de patrón antisocial que presentó puntuaciones más altas en los parámetros de Engañoso, Hostilidad, Impulsividad, Irresponsabilidad, Manipulación y Asunción de riesgos, así como puntuaciones más bajas en Resonancia afectiva; y el perfil de patrón de empatía que presentó puntuaciones más altas en resonancia afectiva y puntuaciones más bajas en rasgos típicos de TAP. Los grupos de perfil latente mostraron diferencias significativas entre ellos e interacción con las medidas de contención y semanas”.