El 19 de de marzo quedó registrado en Morelos el primer caso de infectado por Covid-19. Ese día marcó el antes y después de un evento que tendría repercusiones brutales a partir del encierro. Aunque durante algunos meses se esperaba que comenzaran a conocerse los primeros infectados, desde su llegada el impacto fue dramático. A un año del primer contagio, los efectos en la salud, la economía y el ámbito social no dejan de sentirse, y cada vez más pone en evidencia la brecha social existente. La pandemia en Morelos comenzó en un hombre de 37 años, en el municipio de Cuernavaca, y de una mujer de 54 de Cuautla, con antecedente de viaje a los Estados Unidos
Llegada del huésped
En México fue hasta el 30 de marzo que se declaró emergencia sanitaria y la suspensión de actividades no esenciales, y como límite se impuso hasta el 30 de abril. En medio de la incredulidad de que el virus fuera real, un amplio sector de la población desatendió en mucho las medidas decretadas por las autoridades.
El 27 de marzo de 2020, el gobierno morelense, emitió un decreto para “la suspensión temporal de actividades de todo tipo de lugares no esenciales que involucren la congregación o movilidad de personas” para evitar que el contagió de Covid-19 se acelerara.
A la postre se vería que a pesar de los llamados muchos no lo atendieron. Entre los establecimientos que debieron parar actividades se encontraban: centros de culto, bares, discotecas, centros nocturnos, gimnasios, centros deportivos, balnearios, boliches, teatros, salones y jardines de eventos sociales, entre otros que no sean necesarios para hacer frente a la contingencia.
El documento detallaba “las medidas preventivas que se deberán implementar para la prevención, contención y mitigación de los riesgos para la salud que implica la enfermedad por el virus SARS-CoV2 (COVID-19)”.
Incluso se advertía para no asistir a centros de trabajo, espacios públicos y otros lugares concurridos, por parte de los adultos mayores de 60 años o más y grupos de personas con riesgo a desarrollar enfermedad grave y/o morir a causa de ella, quienes, en todo momento, en su caso, y a manera de permiso con goce de sueldo, gozarán de su salario y demás prestaciones.
Colapsa el sistema de salud
"Nos dejaron el sistema de salud en el suelo" dijo en su conferencia de prensa matutina el 31 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, así comenzó la justificación para decir que no sabían ni estaba su administración preparada para una emergencia de este tamaño.
En Morelos los pretextos fueron otros, se le pidió a la gente no entrar en pánico porque hubo preparación previa y acciones preventivas y que los muertos no pasarían de 2 mil probablemente.
“La llegada al país del COVID-19 era inminente; en tanto, la probabilidad de que lleguen casos a Morelos es alta; sin embargo, no debe generarse temor entre la ciudadanía, ya que en Morelos estamos preparados, mantenemos comunicación estrecha con las autoridades federales, se han activado los protocolos marcados por la normatividad; además que existe una experiencia previa con el tema de la influenza, y es relevante aclarar que la letalidad del COVID-19 es menor”, señalaba, Marco Antonio Cantú Cuevas secretario de salud.
Incluso presumió que estaban en marcha acciones de vigilancia epidemiológica permanente, capacitación a profesionales de la salud y coordinación con las unidades hospitalarias públicas y privadas, así como con el Instituto de la Educación Básica del Estado De Morelos (IEBEM).
En algún momento, hubo generación de compras de pánico afortunadamente no se llegó a los saqueos de establecimientos, desabasto de productos de limpieza e higiene personal, por unos días la gasolina; suspensión de eventos socioculturales; el cierre temporal o definitivo de empresas, y la caída del precio del combustible así como del peso mexicano en los mercados de divisas internacionales.
Aunque al principio la situación era hasta cierto punto normal, las muertes de morelenses se sucedieron de manera rápido, y alarmante, y hubo que declarar la emergencia total. El resguardo en caso fue la principal de esa manera no habría propagación de virus. Con algunas restricciones los hospitales comenzaron a ser declarados exclusivos de la enfermedad.
El comportamiento epidemiológico del COVID19 en Cuernavaca propicio la reducción de la movilidad y de las medidas restrictivas como el cierre de establecimientos comerciales no esenciales. La colaboración entre el ayuntamiento de Cuernavaca y la Academia de Ciencias de Morelos concluyó el 23 de junio de 2020 dejando un plan de acción y medidas en la espera de la disponibilidad de alguna vacuna o medicamento que pudiera ayudar para el control de la pandemia.
La primera deficiencia en salud fue evidenciada al haber carencia de personal en los hospitales de Morelos para atender a pacientes con Covid-19, debido a que el 37 por ciento del total de la plantilla de trabajadores de la salud dejó su trabajo porque se encuentra en situación vulnerable. la plantilla en estos hospitales era de apenas un 20 al 40 por ciento, porque algunos trabajadores de la salud perdieron la batalla y otros se retiraron por estar dentro del sector vulnerable, sin embargo, se contrataron a 40 médicos generales y 60 enfermeras para atender a pacientes contagiados en los nosocomios de Cuernavaca, Cuautla y Jojutla destinados a pacientes.
De los datos que comparten las autoridades, por ejemplo, refieren que en el ISSSTE se trabaja con un 65 por ciento de la plantilla laboral y se contrataron a 52 profesionales para atención a enfermedades respiratorias, de los 66 trabajadores que se contagiaron con el virus 50 de ellos se incorporaron a su centro de trabajo.
Mientras tanto el panorama epidemiológico de Covid-19 en Morelos ahora 2 mil 575, aunque este número hoy ya habrá aumentado, de 27 mil 972 casos confirmados acumulados, y la advertencia es que en el periodo vacacional puede seguir aumentando.
Hoy, existe una esperanza, se cuentan con varios desarrollos de vacunas y al menos hay 4 autorizadas en México para su uso de emergencia, con lo que ya se ha comenzado una campaña de vacunación en nuestro país, que por cierto avanza demasiado lenta y en medio de confusiones y dudas.
Economía, por lo suelos
Los peores pronósticos para la economía nacional se hicieron realidad, sobre todo a partir de lo que se temía y con el argumento de la “austeridad republicana” el Gobierno federal no ofreció una mayor inyección de recursos. La Organización Internacional del Trabajo OIT, calculó que las medidas de paralización afectaron alrededor de 2 mil 700 millones de trabajadores, es decir: el 81 por ciento de la fuerza de trabajo mundial, Por lo que se estima que mil 250 millones de trabajadores en el mundo ya perdieron o están en riesgo de perder su cargo por pertenecer a los sectores donde el impacto del COVID-19 ha sido más significativo, particularmente: el comercio, servicios de alojamiento, industria manufacturera y servicios de alimentos.
En Morelos las cosas también tuvieron impacto inmediato, a pesar del optimismo del gobierno estatal al señalar la dispersión de recursos para diversos apoyos a las pequeñas y medianas empresas, las cosas no salieron como se planearon.
Con el fin de contener las cifras, porque los créditos eran inalcanzables para muchos micro y pequeños negocios, la autoridad busco fomentar el equilibrio entre el sector laboral y patronal para garantizar la sustentabilidad futura de la economía y el empleo en la entidad, desde su punto de vista así, se pudo preservar más 16 mil 574 empleos de manera directa, a través de los diferentes programas de la SDEyT.
Incluso el programa de “Vinculación Laboral” se posicionaron a dos mil 336 buscadores de trabajo, mientras que por “Movilidad laboral” dos mil 370 personas tanto al interior de la República como en Estados Unidos y Canadá, y finalmente en “Apoyos Financieros para la Capacitación” son un total de 458 plazas ocupadas.
Con el Fondo Morelos, se otorgaron créditos en apoyo a más de tres mil empresas morelenses, por un total de 374 millones 713 mil pesos durante el 2020, en sus 11 diferentes esquemas de financiamiento.
Con el Fifodepi se dispersaron 15 millones 803 mil 781 pesos, en cuatro programas emergentes en modalidad de reembolso por medio de ocho sesiones ordinarias y 10 extraordinarias que se han distribuido entre mil 045 MiPyMEs morelenses.
Pero en medio de la pandemia sectores demandaron regresar a la actividad porque más tiempo en cuarentena significaría el cierre de la mayor parte de los negocios familiares. Al momento la situación no cambia y según la cifra oficial solo 20 mil empleos se perdieron.
Mientras la economía estatal ha tocado fondo, el gobierno estatal, busca contribuir a la reactivación económica de las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) de los sectores estratégicos en Morelos, y por medio de la Secretaría de Desarrollo Económico y del Trabajo (SDEyT), anunció en febrero de este año, la asignación de más de 441 millones de pesos a través de esquemas de apoyo y financiamiento.
El encierro trajo violencia
Otro renglón que no puede pasar por alto es el hecho de que en los días más cruentos del encierro y de la cuarentena, hubo un aumento de casos de violencia doméstica, desde la física, verbal y psicológica en Morelos de acuerdo a los datos del Instituto de la Mujer para el Estado.
Y es que según los datos desde el 18 de marzo hubo registros de 91 casos, cuando, mientras en años pasados se han reportado entre 20 y 30 casos durante este mismo periodo.
Estos datos también fueron señalados por la magistrada, Nadia Luz Lara Chavez, cuando señalaba que, de marzo a junio de 2020, en Morelos hubo 700 llamadas de auxilio por violencia contra las mujeres, lo que causó una saturación de los albergues para prevenir la violencia de género en el estado.
Durante una conferencia virtual denominada “la violencia de género en tiempos de pandemia”, organizada por la Unidad de Gestión Universitaria, través de su fan page de Facebook el pasado 25 de agosto, enumeró que, del 23 de marzo, cuando inició el confinamiento por la contingencia sanitaria, al 9 de junio de 2020, se contabilizaban al menos 700 llamadas de auxilio por violencia psicológica, física y económica.
Textual señalaba, “esto significa que hubo ocho casos diarios reportados en un rango de edad de las mujeres adultas, de 30 a 59 años y jóvenes de 18 a 29 años, de acuerdo con datos del Instituto de la Mujer para el estado de Morelos”.
Algo que preocupaba, detalló es que, de esos casi 700 casos reportados, únicamente diez mujeres que realizaron llamadas de auxilio, fueron canalizadas a los albergues de la mujer, debido a la gravedad de las agresiones, porque desafortunadamente Morelos sólo cuenta con cuatro albergues para atender casos de gravedad de violencia de género en Cuernavaca, Temixco, Juitepec, Tetecala, Tlaltizapan, Amacuzac y Cuautla.
Decía además que, en la mayor parte de los casos, el agresor es una persona cercana a la víctima, en la gran mayoría de casos es el esposo, el padre, el novio, el hermano, es decir, la violencia ejercida desde los círculos más cercanos, para dominar el cuerpo, la sexualidad y la psicología de las mujeres".
Vivir una pandemia en medio de una pandemia, es significativo en México, sobre todo porque con las estadísticas cada cuatro minutos ocurre una violación sexual contra una mujer, el 70 por ciento de abuso sexual contra mujeres ocurre en contexto familiar, el 38 por ciento de las mujeres que han sido violentadas no denuncian porque se les hace algo normal, además de que en promedio hay mil feminicidios cada año en nuestro país.
El único llamado para atender esta situación fue el llamado a las mujeres, que estén inmersas en un entorno de violencia a denunciar a sus agresores y evitar casos como los ocurridos en China, donde hubo mujeres que, durante la cuarentena, “no murieron por COVID-19, si no por la violencia ejercida por sus parejas”.
Seguimos igual
De esta manera al cumplirse un año este 16 de marzo del primer caso COVID-19 en Morelos, la situación no ha cambiado, prácticamente en todos los rubros existen daños, peor aún en la convivencia social, la solidaridad humana y el acompañamiento ciudadano está prácticamente paralizado. A pesar de los llamados de la autoridad a disminuir la movilidad, quedarse en casa, acatar las normas de salud y protección, entre la gente se ha generado una especie de rebelión lo que ha provocado que a un año hayamos regresado al color rojo y apenas a “panzazo” subimos al color naranja, pero la preocupación es nuevamente que en la temporada vacacional de Semana Santa pueda reabrirse este trago amargo en el aumento del número de casos, mientras las vacunas tan ansiadas no llegan. La gente gradualmente se ha ido acostumbrado a vivir y permanecer con miedo.