Hablar de Cuernavaca es recordar su vida nocturna y bailes en las mejores discotecas que reunía a personalidades de la alta sociedad, incluso, artistas como Daniela Romo, Juan Gabriel, Luis Miguel, Emmanuel, Ricardo Arjona y el grupo musical Timbiriche.
Considerada por muchos años como la ciudad de la Eterna Primavera y una de las más caras para vivir y salir a divertirse en la noche, en 2010 pasó a ser una ciudad insegura con lo que empezó el declive de la vida nocturna, que trajo consigo el cierre de discotecas y la apertura de nuevos bares con venta de alcohol adulterado y barato.
Los empresarios discotequeros como Andrés Remis Martínez, recuerdan que una de las mejores discotecas fue Mamá Carlota, enclavado dentro del Centro Cultural Jardín Borda, un lugar que fue la fascinación de las familias de la Ciudad de México. Este establecimiento fue reinaugurado por la familia Hemmer Rivera en la época de 1970, en el sexenio de Felipe Rivera Crespo, y congregaba a gente de todo el mundo porque sus fiestas eran de alto nivel social.
En esa misma época hubo una discoteca llamada Totem, situada en la parte alta del edificio Las Plazas, en pleno centro de esta ciudad; una disco que hizo época con la asistencia de gente local para los 80 se anunció la apertura de la discoteca Kaova, donde ahora se encuentra el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), y visitada principalmente por gente de la Ciudad de México cada fin de semana.
Al Kaova llegaron personalidades como la cantante estadounidense, Gloria Gaynor, el grupo musical Santa Esmeralda, y más artistas de nivel internacional que en aquel entonces estaban en lo más alto de la fama.
Posteriormente, llegó el Tabasco Charlies, que se instaló de la cadena Anderson donde estaban los 20´s junto a la gasolinera del mercado Adolfo López Mateos, y también estaba el Harrys Bar, que era uno de los negocios insignias de cadena Anderson que hizo época en Cuernavaca.
Años más tarde abrió sus puertas la discoteca Barbazul, visitada por políticos y artistas tanto nacional como internacional, a la cual se presentó la cantante Daniela Romo, y a la postre se inaugura Shanti en avenida Morelos sur, cuya característica inigualable es que tenía una fuente de agua en el patio, por lo que era tradicional a cierta hora de la madrugada darse un chapuzón.
En el 86 Taizz, considerada por algunos como la discoteca de los chilangos, debido a que abrió sus puertas seis meses después del terremoto, esa fue la época de Cuernavaca cuando se pobló de gente que vivía con miedo del terremoto y decidió mudarse a vivir a la Eterna Primavera, pero mantenían sus puestos de trabajo en la Ciudad de México.
Esa época de Taizz fue inolvidable porque es la que más shows trajo a Cuernavaca, en este lugar se presentó dos veces el cantante y compositor, Juan Gabriel, además de Luis Miguel, Maná, Emmanuel, Laureano Brizuela, Ricardo Arjona; el grupo Timbiriche, entre otros.
Remis Martínez hace memoria y dice que Cuernavaca llegó a ser la ciudad más cara de la República, en cuanto a diversión nocturna porque era hasta un sueño visitar esta ciudad porque se creía que la gente que aquí vivía poseía grandes fortunas de dinero.
Dice que empezó a poblarse y empezaron a llegar grandes inversiones, que no tenían nada que ver, lugares que empezaron a ofertar alcohol barato y empezaron a entrar al mercado de la diversión.
"Antes si era una discoteca, era tan caro que entre un grupo se tomaba una o dos botellas máximo, pero más por ir a socializar y conocer gente, y hacer nuevos amigos; era distinto, ahora el problema es que la oferta de alcohol es barata y hay lugares donde nada más te vas a sentar y a tomar, no tienen otro objeto que ir a tomar", dice.
UN RITUAL
Para acudir a una discoteca en aquella época, los jóvenes preparaban casi una especie de ritual porque eran espacios de glamour para acudir a socializar, que la gente visitaba cada 15 días y ahorraba cierta cantidad de dinero para su diversión, además, compraban ropa para estrenar sólo en esa ocasión.
Lo común en aquel entonces era que el grupo de amigos se reunía en casa de otro, donde se tomaban una copa y alrededor de las 21:00 horas salían rumbo a la discoteca, donde gastaban por pareja mínimo mil pesos, principalmente en las bebidas de coctelería ya que estaba de moda tomar el splash, una bebida combinada de amareto, jugo de naranja y jugo de limón. El horario de estos centros de diversión estaba programado hasta las seis de la mañana.
Todo eso se disfrutó y gozó en aquellas épocas, pero en la actualidad no hay una sola discoteca abierta y Cuernavaca no es ni siquiera negocio para un empresario discotequero; y empezaron los cierres de discotecas primero con Barbazul por la sobre oferta de alcohol que empezó a existir y todos los problemas que conllevan, entre ellos la inseguridad que se desató aún más con la captura de Arturo Beltrán Leyva, alias El Barbas.
Después ocurre el cierre de Taizz y pese a que hubo otros esfuerzos de mantener la vida nocturna no se logró, aunque llegó Mambo Café y El Alebrije, y hace unos meses cierra Juárez 4, ubicado sobre Boulevard Juárez.