Hablar de contaminación ambiental nos plantea un desafío en el contexto de las relaciones socio ambientales como resultado del inevitable crecimiento urbano, industrial y de servicios en los últimos años.
Hoy estamos sufriendo de la calidad del aire y la falta de planes para evitar la contingencia ambiental. Pero este problema no inicia hoy; es un problema de muchos años, que hasta la fecha no ha sido atendido.
En los últimos 20 años, a causa de incendios, Morelos ha perdido más de 60 mil hectáreas de bosques y selvas, lo que nos indica un ritmo anual de pérdida de tres mil hectáreas. Si este ritmo continúa, durante los próximos 30 años no habrá selvas y bosques en el estado, con los consecuentes deterioros del suelo, cambio climático y abasto de agua.
Aunado a esto la contaminación en nuestros mantos acuíferos es cada vez mayor; el río Apatlaco, que abarca desde Huitzilac hasta Jojutla, es una de las microcuencas más contaminadas del país.
Esta micro cuenca hidrológica es la que más impacto ha tenido por el excesivo consumo de agua. En la porción suroriental, los municipios de Axochiapan y Tepaltzingo, pasaron en cerca de 20 años de contar con más de 60 pozos de agua a no más de 20 en funcionamiento, como consecuencia del aumento en la demanda de agua, la tala indiscriminada y la disminución en el deshielo del volcán Popocatépetl.
En el centro del estado, sobresale el crecimiento demográfico y el desarrollo industrial. Los ejemplos más evidentes son la ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca, CIVAC, y el corredor industrial de Cuautla, donde se localizan cerca de 500 empresas, que realizan todo tipo de procesos productivos, desde pomadas hasta armado de automóviles. Esto hace que el control de los procesos productivos y sus desechos se vuelva sumamente complicado. Desde hace muchos años se ha comprometido el agua para usos turísticos, en particular para los balnearios que abundan en el sur de la entidad.
Cuando la población era menor, los elementos contaminantes se iban degradando a lo largo de las corrientes, pero la actividad humana en la actualidad ha saturado el proceso depurativo, al tiempo que los ríos se convierten en cloacas.
Referente a la mala calidad del aire que estamos sufriendo hoy, el secretario de Desarrollo Sustentable y Servicios Públicos del ayuntamiento de Cuernavaca, Efraín Esaú Mondragón Corrales, señaló que principalmente se deben tener en cuenta las leyes y reglamentos para atender ese tema y saber, a partir de qué y cuántas partículas es la contingencia, ya que solo el gobierno del estado cuenta con tecnologías para medir la calidad del aire.
Señaló que el ambiente que se ha visto en Cuernavaca no obedece propiamente al humo de los autos, sino a los incendios forestales, por lo que se debe poner mayor atención y hacer lo propio cada uno de los gobiernos.
Por todo los anterior es imprescindible que se trabaje en una solución y que se dé respuesta inmediata al problema de la contaminación; el agua es un factor importante en el tema, ya que al estar contaminado disminuye el crecimiento de árboles, así como la sequía de los que aún existen y que hoy pudiera estar combatiendo la mala calidad del aire, que rebasa los 150 imecas.
60 mil hectáreas de bosques se han perdido en los últimos 20 años