A dos años del sismo del 19 de septiembre de 2017, ante el abandono de autoridades de los tres órdenes de gobierno, las alrededor de 20 familias de la privada La Mina, de la colonia Cuauhtémoc, de la comunidad de Tezoyuca, el pasado mes de mayo dejaron el albergue y regresaron habitar a sus viviendas; en medida de sus posibilidades han hecho reparaciones en sus casas, y viviendo bajo el riesgo de que la mina de tezontle se termine de desgajar en cualquier momento.
A partir del 19 de septiembre del 2017, se vivieron días de caos, tristeza, pero aún prevalecía la esperanza de que en algún momento la ayuda llegaría, las familias habilitaron un aula móvil ubicada a la entrada de la Privada de la Mina, con dormitorios y una cocina; ahí colocaron lonas para cubrirse del sol y la lluvia.
María Felicitas Venosa Mendoza recuerda que las primeras semanas llegó la ayuda de otros estados y vecinos del municipio; empezaron a recibir las visitas de personal del Fonden, recibieron su folios, pero no a todos les llego las tarjetas.
Los que recibieron las tarjetas con la ayuda económica, se fueron del lugar, al resto, el Gobierno Federal les prometió reubicarlos, porque existe el riesgo latente de que se desgaje la mina de tezontle.
Inclusive los llevaron a conocer el terreno donde supuestamente los reubicarían, y que se ubica en la misma colonia, en la zona conocida como Santa Ana.
El mes de mayo del presente año al ver que ninguna autoridad cumplió con sus promesas, decidieron deshabilitar el albergue y regresar habitar sus viviendas.
La mina es un riesgo latente pero que hacemos, no tenemos otro lugar a donde ir y aquí estamos, expresó.
Con esfuerzos, Lázaro reconstruyó su casa
Lázaro Neri Moreno padece artritis, enfermedad que lo obliga a utilizar muletas; a dos años del sismo recuerda el momento en que se quedó sin casa y cómo, con dificultades, hasta hace algunos meses pudo reconstruir; sin embargo, no tiene dinero para colocar ventanas y puertas, tampoco para terminar de techarla.
Un día como hoy, hace dos años, el temblor acabó con su patrimonio en segundos; su pequeña vivienda resultó con pérdida total y sus pertenencias no las pudieron recuperar; quedaron bajo los escombros.
Él, junto con su mamá, vende fruta y jugos en el centro del pueblo de Tezoyuca, por lo que les resultaba imposible por su propia cuenta reconstruir su casa.
Año y medio después del sismo por fin pudieron reconstruir su casa con dinero que recibieron del Fondo Nacional de Desastres (Fonden); sin embargo, no recibieron todo el apoyo prometido, por lo que con el dinero de las ventas fue construyendo poco a poco su vivienda.