Con cierta incredulidad las familias jornaleras que llegaron al estado de Morelos para el corte de caña en la zafra 2020-2021 acuden a las revisiones diarias de sus signos vitales que las asociaciones cañeras les mandan a hacer. Para algunos el virus no existe; para otros la pandemia representa un trabajo más que superar.
La vida en los albergues jornaleros del estado de Morelos, en época de pandemia, continúa casi igual. Este lugar sigue siendo su hogar provisional y su esperanza de poder obtener dinero para subsistir por varios meses con sus familias.
Cada año durante la temporada de zafra arriban al estado decenas de familias jornaleras provenientes de Guerrero, Puebla y Oaxaca principalmente; hacen de Morelos su hogar provisional mientras de lunes a domingo trabajan en el corte de caña, labor que, hasta la fecha, sigue siendo muy mal pagado, pues por tonelada de caña reciben un pago promedio de 45 pesos; sin embargo, para ellos representa una gran oportunidad laboral, ya que con el dinero que logren reunir tendrán, momentáneamente, mejores oportunidades de vida en cuanto regresen a sus lugares de origen.
Como a todos, la pandemia generada por el nuevo coronavirus alteró la vida de las familias jornaleras, pues, a decir de líderes de asociaciones cañeras y de las trabajadoras sociales, en este periodo de zafra la entidad recibió casi 50 por ciento menos de familias.
Jesenia Salgado Pérez, trabajadora social de los albergues cañeros de la Unión Local de Productores de caña de azúcar, explicó que en este periodo de zafra muchas de las actividades, talleres y festividades que normalmente hacen en los albergues fueron suspendidas para evitar la aglomeración de personas, sólo las actividades de salud y limpieza son las que se continúan haciendo de manera normal.
Refirió que se notó la disminución de familias en los albergues, pues en este año los albergues registraron una disminución de entre un 30 y 50 por ciento de familias completas.
La entrevistada señaló que todos los días se les toma todos los signos vitales a todas las mujeres, niños y hombres de los albergues para poder detectar anomalías o un posible caso de coronavirus.
Una nueva experiencia
Maricela Velázquez Velázquez , de 38 años, vino a vivir temporalmente al albergue cañero de Calderón, Cuautla, durante el periodo de zafra, señaló que la gran mayoría de los habitantes del albergue ven a bien todos los cambios y restricciones sanitarias que se están aplicando, desde niños, jóvenes y adultos, están aprendiendo de una nueva experiencia.
“Ahora es normal que nos estén checando los signos vitales y es para ver si hay alguna persona contagiada, en lo personal yo sí estoy de acuerdo en todas estas acciones”.