Cuando Hipólito entra a una librería es porque definitivamente tiene tiempo. Con una paciencia budista camina entre los pasillos, revisando los títulos, las formas y las portadas de los libros. Si por casualidad encuentra uno que le llama la atención, puede pasar hasta 40 minutos sopesándolo, maravillándose internamente antes de tomar la decisión de pagar por él. Es un ritual que, hasta antes de la contingencia sanitaria por Covid-19, se repetía al menos tres veces a la semana, pero que en estos tiempos se ha reducido a una vez al mes.
“Me fascina la literatura latinoamericana en general, en particular la poesía. Actualmente me inclino más por la poesía escrita por mujeres. Y trato de regresar siempre a Octavio Paz, sobre todo a sus ensayos y a la crítica escrita acerca de su obra”, detalla.
A Hipólito, de 34 años de edad, le gusta visitar las librerías Gandhi, una de las cadenas de librerías más grandes de México, con casi medio siglo de antigüedad. Entre sus tesoros más preciados se halla una edición de 1930 de “María”, de Jorge Isaacs; la edición facsimilar de “El arco y la lira”, de Octavio Paz y la colección completa de las ediciones conmemorativas de la Real Academia Española, editadas por Alfaguara.
La lectura, un hábito que se resiste a desaparecer
Si bien la cifra de lectores en México va a la baja cada año, Jesús Reyes Posadas, coordinador estatal de Bibliotecas Públicas en Morelos, considera que la lectura es un hábito que está lejos de desaparecer y que año con año se va impulsado con el surgimiento de nuevos lectores.
“Hay un nuevo acercamiento a los libros en físico como tal, tenemos afluencia de usuarios que van buscando el libro físico y es un fenómeno que se empezó a dar desde febrero hasta marzo, que fue cuando inició la contingencia, con una generación de nuevos lectores”, explica Reyes.
Para Reyes la opción que representan los libros electrónicos, disponibles en Amazon y otros medios, debe verse como un complemento al de los libros impresos, lejos de interpretarse como una competencia que haría desaparecer el placer de la lectura en papel.
“Es un hábito que difícilmente va a desaparecer; ahorita se hizo un alto, como en muchas actividades educativas, pero ahí entra el rescate con la cuestión electrónica también, que va de la mano”, considera.
En las bibliotecas públicas de Morelos, los libros preferidos por los nuevos lectores son aquellos relacionados con sagas cinematográficas como Harry Potter y Los Juegos del Hambre, mientras que los jóvenes de nivel universitario y los adultos mayores tienen una mayor inclinación por la literatura y la poesía.
Libros, del placer al entretenimiento
“Los libros viejos son mi debilidad; el olor es enervante. En mi caso particular el olor de un libro es una parte más de la historia: cada que comienzo a leer uno le doy una buena olfateada y comienzo a trazar los marcos de la historia, la ciudad en que se desarrolla, los posibles olores de los callejones donde matan al personaje principal”, describe Carlos Villaseñor, de 27 años, para quien la lectura constituye un placer que casi complace los cinco sentidos.
De acuerdo con el INEGI, la mayoría de mexicanos lee para entretenerse, lo que equivale al 38.7 por ciento de lectores. Este segmento es mayor al que lo hace por motivos de trabajo o estudio, que es el 27.1 por ciento de lectores. En tercer lugar se encuentra el grupo que lee libros por cultura general, con un 25.5 por ciento.