Berenice forma parte de una generación que está entre dos aguas: la primera es una que corrió durante siglos en la dirección que marcaban los varones, donde el poder siempre ha sido ejercido por ellos y ellas, en cambio, han estado más bien escondidas en casa. El otro intenta correr en una nueva dirección, donde hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades de desarrollo. El cauce, sin embargo, está lleno de obstáculos.
“El trasfondo es más cultural, está en la educación, pero no me refiero a la educación que se proporciona en la escuela, sino a la que traes desde casa, donde si opinas te tachan de rebelde; pero en cambio si hombre lo hace le dicen que es valiente; como mujer es muy diferente, y lo peor es cuando otras mujeres también te critican”, relata Berenice Soberanes, una de las cuatro mujeres integrantes del Concejo Municipal Indígena de Hueyapan.
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En mayo pasado, el Congreso de Morelos aprobó un decreto para modificar diversas leyes que refuerzan la inclusión sustantiva de la mujer morelense en el servicio público, un ejercicio que busca garantizar la participación equitativa de las mujeres en los procesos electorales y, con ello, erradicar la violencia política de género.
Si bien Berenice ve con buenos ojos que los legisladores impulsen estos avances, considera que un municipio indígena como Hueyapan está lejos de abandonar los estereotipos que han quedado marcados en el pueblo a través de varias generaciones. Más allá de un tema político, considera que la exclusión de las mujeres indígenas a nivel político y profesional es un problema cultural.
“Puede haber la oportunidad, pero te tienes que enfrentar a muchos más retos que si fueras hombre: el hombre tiene escalones para llegar, pero como mujer te tienes que brincar muchas cosas y a veces hasta meterte en problemas”, relata.
Actualmente, el Concejo Municipal Indígena de Hueyapan está conformado por diez personas, dos en representación de cada uno de los cinco barrios que integran el pueblo, pero sólo cuatro de ellas mujeres.
El náhuatl, lengua madre y opacada
Una de las características principales para que una comunidad pueda llamarse indígena es la conservación de su lengua originaria. En Hueyapan es el náhuatl, lo mismo que en Tetelcingo (que no se ha erigido como municipio indígena), Coatetelco y Xoxocotla (que sí lo han hecho). No obstante, la propia lengua originaria de estos pueblos ha sido opacada por la sociedad limitante, lo que también ha limitado el desarrollo de sus mujeres.
Al respecto, Francesco Taboada Tabone, Maestro en Estudios Mesoamericanos, considera que el sistema social en el que vivimos propone la inclusión de la mujer únicamente bajo la perspectiva de la sociedad dominante, pero sin suficientes oportunidades para que se desenvuelvan de acuerdo con su cosmovisión:
“Son pocas las mujeres que logran disfrutar de una vida económica plena o sostenible haciendo lo que su sistema comunitario de valores les ofrece”, explica.
Difusor del náhuatl, Taboana Tabone ha impulsado que las mujeres nahuahablantes ejerzan el potencia de su bilingüisimo náhuatl-castellano como maestras de su lengua originaria, algo que está todavía lejos de conseguir:
Hasta este momento, nuestro estado sigue viviendo en una dinámica colonial donde la sociedad dominante toma las decisiones que minan el avance de la sociedad cultural diversa, multicultural, plurilingüe y con igualdad de género.
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