[Especial] Por acá anduvo el Siervo de la nación

El paso de don José María por la tierra que décadas después le haría homenaje

Emmanuel Ruiz

  · sábado 7 de septiembre de 2019

Nacido en Morelia en 1765, José María Morelos y Pavón es uno de los personajes históricos más venerados en nuestro estado, que ha llevado su nombre durante un siglo y medio. Nuestra entidad está plagada de estatuas, grabados y pinturas, pero, a diferencia de Emiliano Zapata, la otra gran figura arraigada en el corazón de los morelenses, hay pocos lugares que alberguen las huellas del hombre que le dio a lucha independista mexicana su primera gran victoria.

De entrada, hay que entender que Morelos estuvo en la entidad (entonces perteneciente al Estado de México) unicamente de paso. De hecho, hay quienes consideran que la Batalla del Sitio de Cuautla, el episodio que lo obligó a pertenecer en esta ciudad durante más de setenta días, asediado por el ejército realista del español Félix María Calleja, fue un error:

Para muchos fue un error que enfrentara a Calleja en Cuautla, porque el lugar estaba rodeado de aliados de los realistas, por todas las haciendas que eran aliadas de Calleja, señala Juan José Landa, cronista de Cuernavaca.

Morelos llegó a estas tierras en 1812, siguiendo una ruta que había iniciado en Tenancingo, Estado de México, con rumbo al estado de Puebla. Su estadía en Morelos fue más bien breve, pero los acontecimientos que protagonizó dejaron huellas imborrables en la historia, convirtiéndolo en un héroe.

José María Morelos y Pavón murió el viernes 22 de diciembre de 1815, al ser fusilado, por órdenes de calleja, en Ecatepec. Tenía 50 años de edad. Tres años antes, en Europa, Napoleón Bonaparte, emperador de Francia, habría exclamado:

Con cinco generales como Morelos, conquistaría el mundo.

En vida, sus propios adversarios reconocieron su capacidad estratégica.

El principal corifeo de la insurrección, y ha sido en ella el genio de mayor firmeza, recursos y astucia, llegó a decir de él el virrey Francisco Xavier Venegas.

En el Museo Casa Morelos ubicado en Cuautla se exhibieron el cañoncito El Niño y el sable del Generalísimo / Gude Servín


Andanzas de Morelos

Morelos llegó a Cuernavaca el 4 de febrero de 1812, acompañado por Mariano Matamoros, Leonardo Bravo, Hermenegildo Galeana y un ejército de tres mil hombres. Procedente de Tenancingo, después de haber derrotado a un ejército realista, su plan era tomar Puebla. Después de descansar dos noches y tres días en Cuernavaca, Morelos siguió su camino a través del pueblo de San Andrés de la Cal y la Sierra Montenegro, hasta que llegó a Yautepec. Ahí habría descansado una noche. Al día siguiente, la ruta que había trazado lo llevó a Cuautla.

Cuautla alberga el lugar más emblemático para quienes vistan la ciudad buscando a Morelos. Se trata del Museo Regional de Oriente, donde el general estableció su cuartel. Fue des de ahí que giró instrucciones durante el cerco que Calleja impuso a los insurgentes por 72 días.

Tras el rompimiento del Sitio de Cuautla, Morelos partió herido con rumbo a Ocuituco, donde curó sus heridas. Ahí ofició misa en el convento de Santiago Apóstol. Sin embargo, la persecución de la que era objeto lo llevó a tener que esconderse en otro lugar.

El paso del “Generalísimo” por el estado que hoy lleva su nombre concluyó en Hueyapan; aquí, Morelos se habría refugiado en una de las cuevas de la barranca de Amatzinac, donde siguió recuperándose de las heridas que sufrió en Cuautla, para finalmente marchar hacia el destino que se habría propuesto desde un inicio: Puebla.

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