El pintor y muralista Guillermo Monroy Becerril, originario de Tlalpujahua, Michoacán, que actualmente radica en la Ciudad de la Eterna Primavera desde hace más de 40 años, es reconocido por su gran trabajo artístico y por ser uno de los discípulos de Frida Kahlo, así como un gran pionero del arte y la cultura.
Guillermo tiene actualmente 95 años y se caracteriza por ser un hombre muy alegre, aficionado a la música y la literatura; pese a que su vista se ha ido desgastando y necesita ayuda para leer, su memoria está en perfectas condiciones, pues recuerda con detalles su formación y vida como artista.
Para una cálida entrevista, el artista recibió al Sol de Cuernavaca en su casa, ubicada en una de las principales calles muy cerca del centro de Cuernavaca. El lugar estaba decorado con sus obras, las cuales brindan un toque muy especial y agradable a las paredes.
Cómodo en un formidable sillón, a sus espaldas con una pintura sobre Frida Kahlo, el maestro se presentó y tomó la palabra para compartir aspectos de su formación artística y divertidas anécdotas junto a sus colegas, así como con sus queridos y admirados maestros.
Estudié la carrera de Artes Plásticas en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura La Esmeralda de la Ciudad de México, y tuve la fortuna de tener a grandes maestros como Frida Kahlo, Diego Rivera y José Chávez Morado de quienes aprendí muchísimo y se ganaron mi cariño y admiración
Guillermo Monroy, junto a Fanny Rabel, Arturo Estrada y Federico García fueron los alumnos más destacados de Frida Kahlo que recibieron el mote de Los Fridos por su relación tan cercana con la artista y con Diego Rivera.
Los traté mucho y los recuerdo con mucho cariño, fueron grandes maestros que me enseñaron muchas cosas fundamentales en mi carrera, porque nunca se guardaban nada y nos daban los mejores consejos para aprender; además de que tuve la oportunidad de trabajar con Diego en diversos espacios
Entre las anécdotas que el artista recuerda con Diego Rivera, está una ocasión cuando fueron contratados para pintar un mural en un hotel de renombre, Monroy y sus compañeros tuvieron la idea de plasmar algo referente sobre la Revolución mexicana; sin embargo, al dueño no le pareció algo bueno, pues no iba con el concepto del lugar y se opuso totalmente.
“Diego, que realizaría otro mural en el lugar, le dijo al señor ‘si tú no dejas que sigan pintando estos muchachitos, yo tampoco pinto’; el dueño le decía, ‘no por favor Diego, no me hagas esto’. Pero él siempre nos apoyó, pues le respondió ‘ellos son pintores y yo también y se debe respetar el trabajo’. Al final, él tampoco pintó (risas), así era de leña el maestro y nos decía que no nos dejáramos”, comentó.
Asimismo, Frida siempre los apoyó buscando espacios para que expresaran su talento en la pintura, uno de estos lugares fue la famosa Pulquería La Rosita, ubicada en Coyoacán.
“Fridita era una mujer llena de ánimo, muy contenta y dada por la lucha social, siempre nos veía pintar, nos aconsejaba y apoyaba para buscar espacios. En esa ocasión, nos presentó con el dueño y le dijo que queríamos pintar la pulquería para que se viera más bonita, él contestó que no tenía dinero para pagar algo así, entonces Frida dijo que ella y Diego pagarían la decoración; al dueño le pareció una buena idea y dijo que entonces él ponía la fiesta (risas). Fue una fiesta muy bonita en la pulquería y la calle, donde estuvo gente como Dolores del Río, Emilio El indio Fernández, Concha Michel y Aurora Reyes; cantamos corridos para ‘La Rosita’ con mis versos, tomamos los mejores curados y bailamos mucho”, refirió.
Tomando el ejemplo de sus mentores, Guillermo impartió diversas clases de arte en Chiapas, Acapulco y Cuernavaca, compartiendo sus conocimientos y formando a grandes talentos en la pintura.
Aquí, trabajé en el Instituto Regional de Bellas Artes de Cuernavaca dando clases a jóvenes y niños entre 1966 y 1991 aproximadamente, siempre abordé diversas técnicas como dibujo, pintura abstracta y moderna, desnudo, lápiz y copias de grandes maestros del mundo a través de monografías, y mis alumnos realmente hacían maravillas
También recordó que para su jubilación de aquella escuela cuando culminó con la etapa de talleres, decidió salir de las aulas y llevó a sus alumnos al Parque Melchor Ocampo para que se inspiraran entre la naturaleza, en este espacio muy apreciado por él.
“Hicimos la última práctica en ese parque que es un lugar que adoro, porque antes cuando podía caminar mejor siempre iba a disfrutar de su belleza. Ahí decidí jubilarme y mis alumnos me despidieron con un trabajo muy lindo, porque hicieron paisajes increíbles”, comentó.
El artista menciona que siempre ha apoyado diversas causas sociales, “Cuando había manifestaciones de lucha, junto a otros pintores hacíamos telones con temáticas de protesta siempre a favor del pueblo, en contra de los gobernantes y burgueses, y solíamos pasearnos por las calles con esos murales efímeros que desafortunadamente desaparecieron”.
En Morelos, Guillermo Monroy ha realizado grandes aportaciones a la cultura y al arte, pues para el centenario de Diego Rivera realizó una exposición especial en el centro de Cuernavaca. Asimismo, ha participado en la organización del Miquixtli e impartido conferencias dedicadas a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo y Rufino Tamayo.
Además, destaca por tener varios escritos y dibujos en homenaje a Emiliano Zapata, pues es un ferviente admirador del revolucionario. Gracias a su talento y aportes, ha recibido grandes reconocimientos.
El dato
Guillermo Monroy fue ayudante de artistas como Diego Rivera.
Sus murales más destacados son La tierra en la antigua sede del SCOP y en la Miguel Alemán.
La obra del artista mexicano ha sido exhibida en diferentes países, como México, Estados Unidos, Polonia, China, Alemania y la Unión Soviética.
