/ sábado 13 de junio de 2020

[Especial] Se salvan editoriales también del Covid-19

Varias librerías han hecho presentaciones de libros de manera vitual, así como la muestra de su catálogo con envío a domicilio

Ante la emergencia sanitaria por Covid-19 librerías tuvieron que cerrar sus puertas temporalmente , distribuidores de libros, editoras independientes, y pequeñas librerías de Morelos, se han enfrentado a diversos retos, inclusive han tenido que prescindir de sus trabajadores, pero han coincido que el desafío ha sido como transformar los libros en algo maravillo y no en un objeto que cause aburrimiento o rechazo, buscar ventas de estrategias a través de internet, de redes sociales.

Diana Esparza llevaba 3 años tratando de consolidar Argé Libros, quienes se dedicaban a la venta de libros, es su mayoría infantiles, incluyentes y escolares, haciendo un trabajo de mediación de lectura, es decir, el libro que llega a los menores sea el adecuado a su edad, necesidad y gusto.

Sin embargo, con la llegada inesperada de una pandemia, su principal fuente de venta era ferias y escolares bibliotecas y esta posibilidad cerró sus puertas temporalmente, se vio en la necesidad de prescindir de los servicios de personal que la apoyaban, aunado que Cuernavaca de por sí es un sede muy difícil para vender libros, porque no existe una cultura arraigada de la lectura.

De la noche de la mañana tuvieron que crear una pagina en internet para mostrar sus catálogos, dar prioridad a la fanpage , promocionarse en redes sociales y whatsApp.

Ricardo Venegas, director en Ediciones Eternos Malabares, refirió que el acceso a la información fue modificado desde que se crearon amplísimas bases de datos llamadas bibliotecas digitales. Desde ahí pueden ser consultados diversos tipos de fuentes de información: tesis, periódicos, libros, revistas y una infinita cantidad de datos como disfrute para la eternidad (esta vida no bastaría).

Pese a las ventajas que ofrece la digitalización de documentos (actualización constante, horario abierto, búsquedas más rápidas…) hay lectores que no abandonarían su biblioteca de libros por una virtual. En la biblioteca más antigua se pueden consultar obras completas, mientras que en la digital no hay, en muchos casos, volúmenes enteros de la obra en cuestión, es decir, se ofrecen sólo capítulos, pasajes y resúmenes de obras, precisamente por el peso que implican (en megabytes o gigabytes).

Al contrario, y a pesar de los esfuerzos de los bibliotecarios por mantener al día los acervos de la biblioteca tradicional, son siempre insuficientes comparados con la velocidad del flujo de datos en la red. En este sentido, y debido a la pandemia actual, la comercialización del libro ha variado y hay quienes prefieren el formato digital. Otros siguen pidiendo a domicilio sus libros, dijo.

Lo deseable es que el Estado refleje esa preocupación por fundar o fortalecer su propia biblioteca para robustecer la carga de lecturas de sus ciudadanos. Cada editorial fundamenta sus estrategias de ventas de acuerdo con la complejidad del entorno; actualmente, es cierto, las ventas de todo mundo se han reducido, sería una gran mentira decir que la pandemia ha vuelto más culta a la población.

El editor indicó que el desafío es cómo van a transformar al libro en algo maravilloso, y no en un objeto que causa miedo, aburrimiento o rechazo. Eso hará que la lectura y las ventas aumenten por atracción y no por la inercia de las tareas o la obligación educativa.

Buscar un libro no debería representar hoy ninguna dificultad. Si el volumen no está en la librería, quizá se encuentre en la red, las dos herramientas son complementarias, lejos del agua y el aceite que nos han querido vender, finalizó Ricardo Venegas.

Pequeñas librerías de Cuernavaca, como La Rana de a Casona le han apostado a las ventas y lecturas a través de tecnologías de la información y la comunicación; han presentado libros y han vendido los ejemplares con dedicación personal del autor. Además de ofrecer material de aprendizaje para facilitarle a los padres de familia la enseñanza en casa.

En Morelos sería importante conocer cuántos libros se han publicado en el gobierno de Cuauhtémoc Blanco con el apoyo de la Secretaría de Turismo y Cultura. En lo personal no puedo creer que un editor no cuestione ni haga observaciones a las instituciones, si hace libros es porque piensa, y aquí viene a colación un tema que me permito llamar autoestima editorial, se conforman con tan poquito, que confunden con Dios a un funcionario que los invita a una feria del libro a la que cualquier editor independiente va" Ricardo Venegas editor


Ante la emergencia sanitaria por Covid-19 librerías tuvieron que cerrar sus puertas temporalmente , distribuidores de libros, editoras independientes, y pequeñas librerías de Morelos, se han enfrentado a diversos retos, inclusive han tenido que prescindir de sus trabajadores, pero han coincido que el desafío ha sido como transformar los libros en algo maravillo y no en un objeto que cause aburrimiento o rechazo, buscar ventas de estrategias a través de internet, de redes sociales.

Diana Esparza llevaba 3 años tratando de consolidar Argé Libros, quienes se dedicaban a la venta de libros, es su mayoría infantiles, incluyentes y escolares, haciendo un trabajo de mediación de lectura, es decir, el libro que llega a los menores sea el adecuado a su edad, necesidad y gusto.

Sin embargo, con la llegada inesperada de una pandemia, su principal fuente de venta era ferias y escolares bibliotecas y esta posibilidad cerró sus puertas temporalmente, se vio en la necesidad de prescindir de los servicios de personal que la apoyaban, aunado que Cuernavaca de por sí es un sede muy difícil para vender libros, porque no existe una cultura arraigada de la lectura.

De la noche de la mañana tuvieron que crear una pagina en internet para mostrar sus catálogos, dar prioridad a la fanpage , promocionarse en redes sociales y whatsApp.

Ricardo Venegas, director en Ediciones Eternos Malabares, refirió que el acceso a la información fue modificado desde que se crearon amplísimas bases de datos llamadas bibliotecas digitales. Desde ahí pueden ser consultados diversos tipos de fuentes de información: tesis, periódicos, libros, revistas y una infinita cantidad de datos como disfrute para la eternidad (esta vida no bastaría).

Pese a las ventajas que ofrece la digitalización de documentos (actualización constante, horario abierto, búsquedas más rápidas…) hay lectores que no abandonarían su biblioteca de libros por una virtual. En la biblioteca más antigua se pueden consultar obras completas, mientras que en la digital no hay, en muchos casos, volúmenes enteros de la obra en cuestión, es decir, se ofrecen sólo capítulos, pasajes y resúmenes de obras, precisamente por el peso que implican (en megabytes o gigabytes).

Al contrario, y a pesar de los esfuerzos de los bibliotecarios por mantener al día los acervos de la biblioteca tradicional, son siempre insuficientes comparados con la velocidad del flujo de datos en la red. En este sentido, y debido a la pandemia actual, la comercialización del libro ha variado y hay quienes prefieren el formato digital. Otros siguen pidiendo a domicilio sus libros, dijo.

Lo deseable es que el Estado refleje esa preocupación por fundar o fortalecer su propia biblioteca para robustecer la carga de lecturas de sus ciudadanos. Cada editorial fundamenta sus estrategias de ventas de acuerdo con la complejidad del entorno; actualmente, es cierto, las ventas de todo mundo se han reducido, sería una gran mentira decir que la pandemia ha vuelto más culta a la población.

El editor indicó que el desafío es cómo van a transformar al libro en algo maravilloso, y no en un objeto que causa miedo, aburrimiento o rechazo. Eso hará que la lectura y las ventas aumenten por atracción y no por la inercia de las tareas o la obligación educativa.

Buscar un libro no debería representar hoy ninguna dificultad. Si el volumen no está en la librería, quizá se encuentre en la red, las dos herramientas son complementarias, lejos del agua y el aceite que nos han querido vender, finalizó Ricardo Venegas.

Pequeñas librerías de Cuernavaca, como La Rana de a Casona le han apostado a las ventas y lecturas a través de tecnologías de la información y la comunicación; han presentado libros y han vendido los ejemplares con dedicación personal del autor. Además de ofrecer material de aprendizaje para facilitarle a los padres de familia la enseñanza en casa.

En Morelos sería importante conocer cuántos libros se han publicado en el gobierno de Cuauhtémoc Blanco con el apoyo de la Secretaría de Turismo y Cultura. En lo personal no puedo creer que un editor no cuestione ni haga observaciones a las instituciones, si hace libros es porque piensa, y aquí viene a colación un tema que me permito llamar autoestima editorial, se conforman con tan poquito, que confunden con Dios a un funcionario que los invita a una feria del libro a la que cualquier editor independiente va" Ricardo Venegas editor


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