A finales del siglo XVII, Anton Van Leeuwenhoek, un comerciante holandés, descubrió la vida microscópica; fue el primero en ver animales unicelulares, bacterias, glóbulos rojos y espermatozoides, todo esto con sus propios microscopios caseros; convirtiéndose en el futuro padre de la microbiología.
En el siglo XIX, el biólogo ruso, Dmitry Ivanovski, uso unos filtros con poros para mostrar que la savia de una planta de tabaco enferma permanecía contagiosa para la planta de tabaco sana a pesar de ser filtrada, descubrió las características de una entidad celular que denominó “virus”; su descubrimiento se considera el inicio de la virología.
Las mujeres y hombres de ciencia, de manera histórica, se han dado a la tarea de investigar y entender cómo es que los virus y bacterias actúan, se reproducen y afectan la vida de los seres humanos; el descubrimiento de la penicilina en la década de los 20 y la posterior aparición de otros antibióticos en los años 40 significó una revolución que ocasionó que muchos otros científicos buscaran en las bacterias más antibióticos y drogas, para, entre otras cosas, detener infecciones, curar enfermedades, aliviar el dolor y evitar el rechazo.
En 2015 a los investigadores Laura Palomares, Tonatiuh Ramírez y Ricardo Castro del Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) les concedieron la patente mexicana MX330383B por la invención de un método analítico capaz de diferenciar y cuantificar nanoestructuras (estructuras en escalas de décimas de micra) compuestas de monobloques de proteínas virales, diferenciadas en su estructura final.
El objetivo de la investigación es que los científicos cuenten con un procedimiento que permita cuantificar, de manera más precisa, proteínas virales, las cuales se utilizan en la elaboración de vacunas más seguras para las personas.
Morelos es sede del IBt de la UNAM, entidad académica que cuenta con más patentes a nivel república. De acuerdo con información de la Gaceta UNAM, el IBt cuenta ya con un centenar de patentes entre nacionales y extranjeras, algunas de estas patentes fueron licenciadas ya a empresas.
La revista Biotecnología en Movimiento señala en base a la patente mexicana MX330383B que las proteínas estructurales de los virus son producidas artificialmente con fines biotecnológicos y dependiendo de las condiciones ambientales forman uno u otro tipo de estructura o partícula pseudoviral (que es inocua) con características fisicoquímicas e inmunológicas similares a las de los virus en las células.
Los virus son de gran importancia médica y veterinaria por las variadas enfermedades que pueden provocar y la mejor arma para combatirlos es el desarrollo de nuevas vacunas.
La UNAM indica que el uso de la biotecnología, en la actualidad, permite producir vacunas a partir de proteínas virales ensambladas en su forma natural, pero sin material genético, de tal manera que son inocuas, pero que activan el sistema inmunológico de las personas o animales para que combatan al virus nativo (patógeno).
La importancia de este desarrollo radica en contar con un método que permita cuantificar proteínas virales de manera precisa y diferenciada en nuevas vacunas inocuas, pero que activan el sistema inmunológico de las personas o animales para que combatan al patógeno, asegurando calidad y seguridad en su uso.
Esta patente se encuentra disponible para su licenciamiento. La redacción y gestión de la patente, así como la negociación con empresas fue apoyada por la Secretaría Técnica de Gestión y Transferencia de Tecnología, dependiente de la Secretaría de Vinculación de la UNAM.
Según datos del Índice Mexicano de Competitividad, la entidad morelense se ha colocado dentro de los siete estados del país en cuanto a potencial innovador y el noveno lugar nacional, con 36 patentes solicitadas cada año.
El estudio "Hacia una política de gestión de las investigaciones en las entidades públicas de investigación" escrito por Fernanda Villanueva Kurczyn, Jesús Antonio del Río Portilla y Manuel Martínez Fernández, señala que la infraestructura científica y tecnológica del país está concentrada principalmente en las instalaciones de las universidades, instituciones de educación superior y centros públicos de investigación; sin embargo, mencionaron como ejemplo al estado que cuenta con alrededor de 40 de dichas entidades, situándose en segundo lugar nacional, después del Distrito Federal.
De 1996 a 2004 el total de solicitantes nacionales presentaron un promedio anual de 470 patentes en México, mientras que los investigadores del estado de Morelos produjeron un promedio de 467 artículos por año, participando además la entidad en el 10 por ciento de los artículos de investigación del país en los últimos 10 años.
Morelos, a decir de los especialistas, cuenta con un sistema científico consolidado y una concentración de universidades e instituciones de investigación adecuadas, capaces de generar empresas de base tecnológica.