La fe puede más que cualquier miedo. Es cierto, ya no son los grupos de personas que atravesaban el estado de Morelos para ir a la basílica como todos los días 12 de diciembre, pero no dejan de pasar. Hoy son unos cuantos, se miran solitarios o en pares. Saben de las restricciones, sin embargo, argumentan que se van a acercar lo más que se pueda, pero la manda de ir a pie debe cumplirse. De Puebla, Guerrero o de los municipios de nuestro estado, emprenden el pesado viaje; al menos de Morelos a la CdMx es una sola noche, pero el frío arrecia por la madrugada.
En estas fechas era muy común poder ver las camionetas con la imagen de la virgen morena, el estandarte de la Guadalupana, y ellos corriendo acompañando una caravana.
Llegan desde Cuautla, Puebla o por la salida hacia Acapulco, de los pueblos y municipios de Guerrero, el camino más recurrente a pie, es atravesar la subida a Chalma. Aunque también eran bastantes las caravanas de ciclistas o de contingentes corriendo acompañando a la imagen que tras ser bendecida en templo Mariano, para ser colocada en la iglesia del pueblo.
El señor Miguel, salió de Atilxco, Puebla, ha caminado el día completo y parte de la noche; llegó a Cuautla por la mañana y volvió a emprender el viaje, casi al medio día descansó en Cuernavaca, dormirá unas horas en una casa de una familia que conoce y por la noche caminará ya sin sol. Ataviado con una chamarra gruesa, pantalón de mezclilla, una gorra y zapatos, lleva en la espalda una mochila con agua y algunas galletas. Confía que no le dará mucha hambre, aunque también aseguró que es parte de la promesa que hizo por conseguir trabajo.
Sin embargo, la promesa que hizo fue que mientras tuviera fuerzas estaría presente cada 12 de diciembre el Día de la virgen de Guadalupe para celebrar y estar con ella. Ya lleva 28 años caminando hasta el cerro del Tepeyac en la CdMx.
-¿Sabía que hay restricciones, que no hay ingreso en la Basílica?
-Si, lo sé, pero la promesa no se puede romper, debemos llegar hasta donde se pueda.
-¿Pero por qué ir, para qué? Se le cuestiona.
-Es una forma de dar gracias a la virgen que nos permitió entrar a laborar a una empresa. Hace 28 años entré y desde entonces no he dejado de ir.
Y así, como cada año, vuelve a caminar por donde ya conoce, no se le hace ya tan pesado, aunque por la edad, su familia le ha solicitado que use otra vía, pero siente que no sería lo mismo. Como agradecimiento lleva entre sus manos un cuadro de la virgen en tamaño mediano. Recibe la bendición y así siente la presencia de la virgen cada año.
Al poco tiempo, pasan por el lugar, Armando y Lucio, el primero va en representación de su familia, porque no pueden ir caminando todos, pero él reúne fuerzas para ellos, y emprenden el viaje con su amigo que también tiene otra manda.
-¿No importa lo que pase, el asunto es ir a agradecer a la virgen?
-Sí, eso queremos, dar las gracias por las cosas buenas que ha traído a mi familia, por las sanaciones que ha llevado a mi casa. Hemos pedido mucho para no enfermarnos de Covi-19, y es que en mayo pasado se enfermó mi esposa de Coronavirus, estuvo a punto de morir, ya la iban a desconectar, estuvo casi un mes y medio internada, pero para gloria de Dios y con tanta petición que le hicimos a la virgen, mi esposa no supimos cómo sano, fue un milagro, y eso es lo que debemos hacer, pedir por todo el mundo entero no sólo por nosotros, a eso voy con fe”.
Desde el estado de Guerrero, pasan por Morelos y aunque no llevan mucho dinero, confían que no les faltará nada porque saben que la bendición de la virgen Guadalupana estará con ellos. Sabe que desde su casa, su esposa Hilda, y sus hijos estarán pidiendo por él. Dijo estar agradecido, porque toda la familia se unió, hicieron cadenas de oración y rosarios, no dudó que se trató de un milagro.
Con su traje típico de San Juan Chamula en puebla, pantalón de manta y camisa igual, Cirino enarbola una imagen guadalupana, lleva el cubre bocas, no sabe hasta dónde podrá acercarse a la basílica pero su fe está intacta. Sabe que lo ven raro en plena pandemia y caminar hacia allá, sí le preocupa pero su fe lo mantiene.
Lleva dos chamarras, una bolsa atravesada y en sus ojos se mira su determinación.
-¿Por qué ir a la basílica si está cerrado?
-Tenemos la fe de nuestra madre, y siempre vamos a estar con ella, porque la virgen siempre nos va a cuidar.
-Pero no habrá acceso, hasta después del 12 de diciembre
-Mi fe es lo primero, créelo, mi fe está por delante, cierren o no, nosotros contamos con la virgen desde casa o estando con ella. Se respeta lo que crea cada quién, si están en casa, seguramente la virgen los escucha, y sé que siempre nos va atender.
-¿Y qué le vas agradecer?
“Todo, pero especialmente el permitirme que vuelva a estar cerca de su casa, no es necesario enfermarme para venir agradecer, siempre tengo la fe en ella.
Y así van pasando, uno a uno, ya no tantos, pero sí en buen número. Paso firme, algunos cómodos, otros en silencio o en plática, pero fieles a su fe. Morelos y su capital es el paso obligado, y tienen razón, las promesas no se rompen, y a eso van a cumplir un año más, que será diferente, pero lo único que no cambia es la creencia en La Virgen del Tepeyac.