En la comunidad de Valle de Vázquez, mejor conocida como Hornos, las obras de reconstrucción del Colegio de Bachilleres (Cobaem) están paradas; debido a que una parte de la ex hacienda se vio seriamente afectada 19S, expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dictaminaron que el lugar no puede utilizarse como plantel escolar.
Los padres de familia de la comunidad, de Tlaquiltenango, están preocupados porque el centro de media superior aún no está en condiciones óptimas.
El lunes, el ciclo escolar iniciará en la cancha de la Ayudantía, y los salones tendrán que habilitarse nuevamente en casas de campaña y carpas, a pesar de que las que tienen ya están muy maltratadas.
Prevén instalar algunas en torno al deteriorado edificio, ya que, de acuerdo a la opinión de los docentes de la escuela, los estudiantes estaban muy hacinados y había muchos distractores para que trabajar. Los profesores comentaron que buscan las mejores alternativas para el siguiente semestre.
Por su parte, los paterfamilias refieren que la directora del plantel, Cruz María Cabañas, ya dio indicaciones de que habrá una malla que rodeará la zona de estudio, así los alumnos no correrán peligro por lo que esté fuera de ella.
El histórico edificio fungió como cuartel zapatista y posteriormente la comunidad se adjudicó su propiedad para el plantel educativo del Cobaem. Tras 17 generaciones, el inmueble sigue apuntalado y se espera la conclusión de los trabajos de reconstrucción.
El ayudante municipal, Gustavo Castillo Montesinos, comentó que la gente de la comunidad ya no quiere a los estudiantes que estén en la Ayudantía; por su parte, la señora Domínguez rechazó tales aseveraciones y dijo que la mayoría de los estudiantes son del pueblo.
Lamentaron que el aula móvil del centro de cómputo, que prestaron los del Cecati, fuera retirado cuanto terminó el ciclo escolar pasado.
Actualmente, el curso propedéutico de los alumnos de nuevo ingreso se imparte en la Ayudantía, a pesar de que el edificio está dañado.
Cabe señalar que la zona adaptada para las clases requiere de un techo de lámina, que cuesta 20 mil pesos, pero aún no hay recursos; la techumbre la quieren para dejar las casas de campaña, ya que son seis grupos y solamente hay espacio para cinco, por lo que estarán turnándose por lo menos la mitad del ciclo escolar.