“Ser mujer en el campo de la ciencia y la investigación me ha obligado a esforzarme 10 veces más”, aseguró Gloria Koenigsberger, investigadora del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, la primera mujer en dirigir un instituto de ciencias duras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Astrónoma y física, Koenigsberger Horowitz tuvo la fortuna de vivir la transición desde la época en que la mujer tenía un papel bien definido; es decir: ser ama de casa o trabajar como secretaria y recepcionista, hacia la época contemporánea, en la que se acepta y fomenta su participación en todos los sectores y aspectos de la sociedad.
Cuando tenía 12 años decidió ser astrónoma, y, a los 14, su mamá encontró un artículo en el periódico, escrito por Anthony Aveni, quien había descubierto un comenta; actualmente es una eminencia en arqueoastronomía.
Su mamá decidió escribirle una carta en la que le expresaba que su hija deseaba ser astrónoma; "no considera usted conveniente que aprenda taquigrafía y mecanografía y pueda ser secretaria de algún astrónomo algún día". La carta fue contestada por Anthony Aveni, quien refirió: "ciertamente, taquigrafía y mecanografía son muy útiles; sin embargo, si quiere ser astrónoma tiene que estudiar física y matemáticas".
En la preparatoria, recuerda, era la única mujer en la clase de cálculo y la única en física, por lo que cuando llegó a la Facultad de Ciencias Físicas ya estaba acostumbrada a ser la única mujer; sin embargo, dijo, nunca sintió ningún tipo de menosprecio.
"Lo que sí es cierto es que a lo largo de mi vida he tenido que esforzarme 10 veces más para poder ser reconocida a la par de muchos de mis colegas hombres y también debo de reconocer que creo que nunca he superado lo que llaman el síndrome de impostor, de que no soy suficientemente nueva", expresa.
Gloria Koenigsberger estudió física en la Facultad de Ciencias en la UNAM; en México fungió como investigadora y doocente; a finales de la década de los 90 fue incluida en la terna para la dirección del Instituto de Astronomía, siendo electa por la Junta de Gobierno, convirtiéndose en la primera mujer en dirigir un instituto de ciencias duras de la UNAM durante ocho años.