“Nos pidió el vicealmirante que les diéramos un año para tener efectos más visibles de lo que tratan de hacer. Nos dijeron que confiáramos en ellos… pero de alguna manera nuestra confianza está un poquito deteriorada porque hace cinco años se nos dijo lo mismo de parte del señor (Alberto) Capella (ex comisionado de seguridad)”, comenta Ramón Castro, y advierte “el voto de confianza no es un cheque en blanco, quisiera como Obsipo, por el bien de Morelos, buscar la forma en que pudiéramos, cada quien desde su trinchera, actuar y les suplicamos que pongan lo mejor de su parte para encontrar esa paz que tanto necesitamos.
Porque también la Iglesia ha sido víctima constante de delitos. La extorsión contra los sacerdotes se sigue presentando aunque “por oleadas” que impactan hasta 10 o 12 parroquias en poco tiempo. El problema ha tocado al propio Obispo, “hubo el engaño de pedir un préstamo a mi nombre a un funcionario recién nombrado que cayó” en la trampa, lamenta el prelado la práctica que se presenta bajo diversos matices “amenazas, groserías, sabemos que hay que enfrentarlas y no seguir el juego”.
Pero también han sufrido las parroquias de robos de limosnas y alcancías y hasta “de sagrarios porque creen que son de metales preciosos. Hay sacrilegio contra la presencia de Dios y duele muchísimo. Roban y hacen fechorías en la Iglesia y sigue presentándose como parte de la realidad que vivimos”; asegura y aunque tienen línea directa con la CESP, “nos cuida como a cualquier ciudadano”, y la propia comunidad católica busca autoprotegerse.
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