Falta de fe frena las vocaciones sacerdotales

El vicario de la Diócesis de Cuernavaca, Tomás Toral Nájera, invitó a los jóvenes que deseen ingresar al Seminario Diocesano San José de Cuernavaca, aseguró que uno de los principales problemas es la falta de fe en las nuevas generaciones, porque ya no se preguntan sobre la existencia o por lo trascendente, sin embargo afirmó que Dios no los ha dejado y Jesús aún llama a los jóvenes.

Toral Nájera comentó que hay alrededor de 60 jóvenes se encuentran en el curso introductorio, el cual dura alrededor de un año, posteriormente, tres años de Filosofía, y cuatro años de Teología en el Seminario Mayor; después al salir realizan un proceso de integración de las parroquias y esperan ser llamados para ser ordenados diáconos y posteriormente sacerdotes.

Sin embargo, señaló que una formación eclesiástica es costosa porque el joven vive dentro del seminario y debe mantener sus estudios y comidas, es decir todo lo que conlleva vivir en una casa, por ello se les pide a la familia una pequeña colaboración simbólica de alrededor de mil 500 pesos mensuales para que la familia se involucre en su desarrollo.

Indicó que existen fieles que aportan al seminario, y empresas particulares que realizan eventos como la quermes del 18 de noviembre para adquirir fondos en beneficio de los seminaristas o la colecta anual de las Parroquias en los meses de febrero y marzo.

Toral Nájera comentó que hay alrededor de 60 jóvenes se encuentran en el curso introductorio, el cual dura alrededor de un año.

Aseguró que siempre deben estar seguros antes de una deserción por causas como la obediencia y el salívate en la recta intención, ya que el proceso requiere pedir una dispensa de su ministerio, lo cual es un proceso muy largo que parte de una diócesis para después ir hacia el vaticano con el Papa.

Por ello, el vicario invitó a la celebración de la quermes anual del 18 de noviembre en el Seminario Diocesano San José de Cuernavaca, ubicado en Ocotepec, Morelos para adquirir fondos en beneficio a los seminaristas y a asistir a las Jornadas Mundiales por los pobres, donde el Papa invita los obispos, sacerdotes y a los diáconos, a ponerse al servicio de los pobres.