Lizbeth ha participado en más de un novenario para difuntos, sin embargo, ha tenido que adecuarse a las nuevas formas de poder acompañar a quien ha perdido a un familiar, amigo, o vecino; pero “no es lo mismo, no puedes dar un abrazo que mitigue el dolor”, pero lo hace pensando en que esa persona se sentirá menos sola de lo que ya se siente con la muerte de su ser querido víctima del Covid-19, con el cual en Morelos ya se suman 957.
El novenario consiste de acuerdo con la Iglesia católica, en ofrecer por nueve días seguidos oraciones dedicadas a Jesús para pedir por el eterno descanso de una persona que falleció, las oraciones son basadas en el acto que realizaban los apóstoles previo a la llegada del Espíritu Santo.
En el caso de quienes han fallecido y que la causa fue por Covid-19, tanto los velorios, novenarios y misas, se han tenido que limitar a una iglesia vacía y a un acompañamiento virtual de quienes así lo quisieron, ya que en la opinión de Lizbeth, “se conecta quien de verdad quiere y siente deseo de hacerlo”, dejando a un lado la hipocresía de quien asistía de manera presencial, comenta.
En lo personal, creo que no hay comparación, no hay nada como estar presente con los familiares, acompañándolos en su dolor, darles un apretón de manos o un abrazo que mitigue el dolor. Al hacerlo vía Zoom, sabes que estás pidiendo por tal persona, pero definitivamente existe un vacío.
Asimismo, dijo que son sentimientos encontrados porque es dolor por la pérdida de esa persona, pero quizá como nunca la viste en un ataúd, existe la esperanza de volver a verlo o verla, "te deja una sensación distinta”.
Para mantener un respeto hacia la persona, hubo una preparación ya que todos los días por la tarde cuenta que elige un lugar de su casa sin ruido, a media luz, con su crucifijo en la pared y su rosario en la mano, "coloqué además una veladora encendida para darle luz a la persona que se fue”.
La transmisión fue desde una iglesia cercana al lugar en el que residía la persona que falleció, “ahí hubo ocho días de rezos y al noveno cerramos con una misa que se transmitió vía Facebook”, en la que algunos días se conectaban; “18 llegamos a ser el día que más personas participamos”.
Los rezos tuvieron que ser lo más ágiles posibles, puesto que la plataforma zoom otorga 40 minutos para mantener una reunión entre varios participantes.
Todas las tardes antes de las cinco colocaban lo que necesitaban, esperando a que más personas se conectaran, otras personas deciden no conectar la cámara sabemos que están ahí porque aparecen sus nombres, a mí me gusta encender la mía para ver caras conocidas y no está al frente solo de un aparato telefónico.
Cada día se rezan cinco misterios y de forma apresurada para que el tiempo alcance, "hubo días en que nos pudimos saludar, otros no; terminan los 9 días y queda la esperanza de algún día volvernos a encontrar”. Psicólogos del Sector Salud opinaron que este tipo de rituales permiten que las personas avancen hacia un completo cierre del ciclo que tiene que ver con la pérdida de un ser querido “que muchas veces no les es posible despedirse y que queda una sensación de vacío”.
El no despedirse de un ser querido puede generar afectaciones en la salud mental de la persona llevándola incluso a episodios de depresión que pueden ser momentáneos o permanentes si no son tratados a tiempo, por ello es importante cerrar ciclos y hacerlo bien.
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