Amigos, familiares y conocidos de Rodrigo Morales llevaron a cabo un recorrido de tres kilómetros hacia el lugar conocido como las "truchas de Santa María" donde se forma una cascada natural en la temporada de lluvias. Fue una caminata, en silencio, solo el rumor de los pasos y el viento entre las ramas de los árboles, y los movimientos de agua, de vez en cuando envolvían el ambiente. Muchos lo conocieron por medio de las redes sociales donde, Rodrigo subía fotos y describía el lugar incentivando que otros tomarán interés en conocer esos espacios.
Y así lo hizo, despertó la curiosidad de muchos, y organizó excusiones, en son de broma le decían, la gente de turismo debería contratarlo porque difundía mucho mejor esos lugares como nadie, y aunque esos lugares siempre han estado allí, pero dejaron de ser importantes para muchas familias, era un promotor incansable de la naturaleza y del cuidado de estas zonas no solo de Cuernavaca, sino de otros lugares como Tepoztlán o Jiutepec.
Pero no las cuidaba ni las protegía como guardián, sino con descripciones sobre su belleza y las bondades del planeta mismo.
Decía en sus escritos que dejó, que está lugar enclavado en barrancas de Santa María, era su lugar favorito, y más aún que en esta temporada reverdece y se forman riachuelos, mucha de las veces dijo, que cuando se deprimía iba a ese lugar y no sabía cómo pasaban las horas, solo reaccionaba cuando ya estaba oscuro.
Cada ocho días organizaba grupos de ciudadanos, el objetivo era hacer senderismo o una pequeña caminata, insistía que la inseguridad no era problema, que todo se compensaba al contacto con la tierra y los árboles. Aunque para mala suerte la inseguridad acabo con su vida.
Eventualmente se hacían paradas, y explicaba o comentaba de los árboles, de sus formas de la tierra, de los colores y olores en la tierra mojada.
Así lo recordaron sus amigos y familiares, los conocidos y desconocidos que se hicieron sus cercanos solamente por resaltar estas maravillas naturales tan cercanas como olvidadas. Se colocaron ramas adornadas con moños verdes, porque además de admirador de la belleza de la naturaleza, Rodrigo se le recuerdo como ambientalista.
Ángel, uno de sus amigos recordó que ya habían planeado volver a realizar otro recorrido aprovechando que la cascada aumentaría con las lluvias “pero desafortunadamente lo mataron, de esta manera caminando con la gente por donde le gustaba ir venimos a rendir un homenaje en su memoria”.
También Akeimi lo recordó, de hecho, ella planeó ese recorrido homenaje “organizábamos con él recorridos por lugares que revivía, y aunque son lugares bonitos la gente ya no iba. Este lugar las “truchas de Santa María” era uno de esos lugares. Se quedaron pendientes otras salidas, ya no se podrá, pero nosotros vamos a seguir haciendo estas caminatas en su memoria”.
Si hubo momentos de tristeza, pero también de risa y algarabía porque al llegar a la caminata, quienes llevan algo de comida la comparten, tomar agua de donde brota entre la tierra fría y clara era de los mejor. Y así se hizo, Rodrigo regreso a su lugar favorito no en una sola persona ni en estado físico sino en las más de 30 que caminaron el trayecto que en algún momento hizo que todos lo volvieran admirar.
