Como ocurrió hace un año y pese al color del semáforo epidemiológico, la Diócesis de Cuernavaca seguirá suspendiendo cualquier fiesta patronal para cuidar a su feligresía, pero también a los presbíteros quienes han sido severamente perjudicados por la pandemia de Covid-19.
En julio de 2020, Morelos cambió por primera ocasión a color naranja en el semáforo de riesgo, sin embargo, la jerarquía católica en la entidad decidió seguir manteniendo las restricciones en las celebraciones eucarísticas hasta principios del mes de agosto cuando los casos confirmados estaban disminuyendo.
En esta tercera ocasión que la entidad morelense regresa a color naranja, la Iglesia diocesana determinó que las fiestas de Cuaresma serán suspendidas en su totalidad, en especial al recibir miles de peregrinos de distintos estados del país.
Al respecto, el vocero de la Diócesis de Cuernavaca, el padre Tomás Toral Nájera, informó que este año éstas celebraciones que se realizan los cinco viernes de Cuaresma, no podrán llevarse a cabo ante la magnitud que representan, al efectuarse diversas fiestas en gran parte de los 36 municipios, “municipios como Tepalcingo, Jiutepec, Cuautla, Totolapan, Mazatepec, son santuarios que van teniendo muchísimos peregrinos, cientos o miles”.
La semana pasada el Miércoles de Ceniza sí se efectuó en diversas parroquias pero acatando las medidas de distanciamiento social, el uso de cubrebocas y respetando el aforo del 25 por ciento, como ocurrió en Catedral de Cuernavaca, sede de la Diócesis de Cuernavaca, donde la ceniza fue esparcida en la cabeza para evitar el contacto directo.