A dos horas de la Ciudad de México, las “Cabañas Cerro del Chumil” son una excelente opción para pasar un fin de semana durante esta temporada del año, en que el temporal hace reverdecer la tierra y el clima se presta a pasar la noche en una cabaña de adobe. Ubicado en el municipio de Jantetelco, este lugar es una de las cartas fuertes de las autoridades para convertir a la localidad en un polo turístico de la región oriente del estado.
Desde la carretera, el cerro parece una cabeza de mono, motivo por el cual la gente de las localidades cercanas lo ha llamado así durante años. En sus faldas, el centro ecoturístico cuenta con varios servicios para los visitantes: restaurante, hospedaje en cabañas, un puente colgante y tirolesas, para quienes gustan de practicar deportes extremos.
“Una de las recientes acciones que hemos tomado es la reactivación de este parque ecoturístico, que se va a bordo de la autopista y que es motivo de que muchos automovilistas se detengan a tomarse fotos. Los invitamos a que vengan a conocer las instalaciones de las cabañas”, dice Ángel Domínguez Sánchez, presidente municipal de Jantetelco.
La aventura
Desde el inicio de la administración actual, el alcalde ha impulsado la reactivación económica de la zona estrechando lazos con el ejido de Jantetelco, donde se encuentra el parque, con promociones que incentiven las visitas. Una de las más atractivas y recientes es la de los martes, miércoles y jueves, cuando el acceso en autosardina tiene un costo de 300 pesos. Para quien viaja solo en pareja, la entrada general cuesta 40 pesos e incluye acceso al puente colgante y la alberca, mientras que la aventura en tirolesas tiene un costo de 100 pesos. Además, el parque brinda la opción de camping y servicio de guía para subir el cerro.
“Ahorita tenemos un convenio con el comité del comisariado ejidal, donde como municipio estamos coadyuvando en la administración de este espacio para beneficio de la población, porque al promover el turismo, promovemos el desarrollo económico de nuestros pueblos. Esa es la intención que tenemos”, afirma Ángel Domínguez.
De acuerdo con los habitantes, el nombre del lugar se debe a que, durante el cultivo de maíz, los jumiles, insectos comestibles en la gastronomía mexicana, vuelan de la milpa hasta este sitio. Y se cree, en tiempos posteriores a la Independencia, hubo quien escondió un tesoro de plata en el cerro.
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