La escasez de gel antibacterial y cubrebocas en Tetela del Volcán, un municipio ubicado a las faldas del Popocatépetl, llevó a tres jóvenes a iniciar un negocio que hoy le da trabajo a 11 personas, entre ellas varias costureras que, a causa de la contingencia por Covid-19, se habían quedado sin empleo. Hoy el proyecto “Orión” no solo tiene un propósito sanitario y económico, sino que se perfila para seguir desarrollándose incluso cuando se acabe la pandemia.
“En todos los negocios veíamos que no había gel antibacterial ni alcohol, entonces dijimos hay que ver si podemos hacerlos, así que empezamos a hacer una investigación sobre el gel y el proceso para producirlo”, recuerda Amsy Hernández, de 22 años y estudiante de la carrera de Médico Cirujano y Homeópata.
Junto con Ingrid García (21 años, estudiante de Ingeniería Química Industrial) y Ramiro Estrada (24 años, Ingeniería Industrial), estos tres jóvenes pasaron de la producción de gel antibacterial a la manufactura de cubrebocas, apoyados por sus padres y por costureras de la localidad. A la fecha, afirma Amsy, han logrado vender unos 300 cubrebocas solo en Tetela del Volcán. Tampoco podría ser de otro modo dadas las restricciones sanitarias, el grupo se ha visto imposibilitado para enviar paquetes a otras regiones, por más que haya gente en Ciudad de México y el Estado de México interesada.
A diferencia de los cubrebocas que hoy se venden a granel en las calles de Cuautla, ciudad ubicada a una hora y media de Tetela del Volcán, Amsy, Ingrid y Ramiro se valen de un proceso que busca garantizar una verdadera protección al usuario, aplicando tres capas de seguridad: una capa externa de algodón, tela no tejida de polipropileno/pellón, tela fundida de poliéster y una capa interna de tela de algodón. Se trata de un producto lavable cuyo periodo de utilidad podría extenderse por dos meses.