Juan Salgado Brito, un aspirante de tercera vuelta

Morelos necesita cirugía mayor, incluir a la ciudadanía en las decisiones y a los jóvenes en la toma de decisiones, advierte el aspirante a la nominación por Morena

Daniel Martínez Castellanos | El Sol de Cuernavaca

  · lunes 10 de julio de 2023

Juan Salgado Brito es considerado por Andrés Manuel López Obrador como un político con prestigio y autoridad moral. / Froylán Trujillo | El Sol de Cuernavaca


Juan Salgado Brito busca por tercera vez ser gobernador de Morelos. El último de los políticos tradicionales de Morelos va por el encargo hasta donde tope, sin patrocinadores ni dinero para precampañas o movilizaciones. “Voy pian pianito, a ras de suelo, encontrándome con la gente y haciendo lo que más puedo”.

La figura más relevante que queda entre los políticos que iniciaron su carrera pública en el siglo pasado advierte que seguirá haciendo política “hasta que me muera”, porque a Morelos le faltan políticos y liderazgo. “La política es la ciencia de la paciencia, la constancia y la circunstancia, he sido paciente, constante y las circunstancias no me han favorecido antes, hoy estoy preparado para competir y no voy a hacerme a un lado, ni a bajar la guardia ni a tirar la toalla, más allá de intereses personales, familiares ni de grupo”.

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Considerado por Andrés Manuel López Obrador como un político con prestigio y autoridad moral, Juan Salgado ha sido diputado local dos veces, alcalde de Cuernavaca, diputado federal, funcionario público y en 60 años dedicado a la vida pública se ha imaginado en más de una vez al estado que quisiera ver, y decepcionado por lo que ha ocurrido las últimas tres décadas. Es fundador de Morena y reconoce que el comportamiento de muchos políticos ha generado una “modorra social y un desencanto total en los jóvenes a quienes debe convencerse de que el estado tiene remedio, y darles la oportunidad de participar y hacer cambios. Yo soy producto de la oportunidad que me dieron los viejos, empecé a los 14 años y en todos los cargos en que fui el más joven, porque los viejos creyeron en mí, y no los defraudé”.

Actualmente es un político que trabaja en el Instituto Mexicano del Seguro Social, a donde lo invitó Zoe Robledo y “con un ojo al gato y otro al garabato” ha empezado a construir su precandidatura al gobierno estatal por su partido, porque reconoce que los políticos le han quedado a deber al estado: “no hemos tenido los gobiernos a la altura de las exigencias y las esperanzas del pueblo de Morelos. Estamos en un bache y urge cirugía mayor para rescatar a los morelenses de esta situación”.

Y advierte que no se apuntará al proceso para negociar algo más: “A estas alturas de mi vida, 75 años, a lo único que aspiro es a una oportunidad que me permita usar mis conocimientos, mis experiencias, mis relaciones, para servir a esta tierra que tanto amo y que me vio nacer. No voy en busca de fortuna ni honores… es lo que me motiva en este firme propósito de ser el candidato y el gobernador por Morena. Cuando llegue la hora de que mi partido expida la convocatoria y fije las reglas, ahí quiero apuntarme, que me consideren para competir y someterme al escrutinio ciudadano. Quiero estar con todo respeto a los compañeros que aspiran”.

Juan Salgado Brito ha sido diputado local dos veces, alcalde de Cuernavaca, diputado federal y funcionario público. / Froylán Trujillo | El Sol de Cuernavaca


Salgado Brito reconoce que “una gran orfandad política en Morelos”, y reflexiona: “es mi última oportunidad, mi último tiro. Hay que generar una nueva clase política, nuevos liderazgos. Lo que identifica a las personas no es su edad cronológica, sino sus conocimientos, sus relaciones, y las ganas de hacer las cosas, así en las grandes naciones y las grandes empresas del mundo están privilegiando la experiencia. Estados Unidos es gobernado por un octogenario que compite para reelegirse, en Rusia, en China, Brasil, el mismo México, la gente hoy está viendo con grandes posibilidades de ser útiles a personas con experiencia, conocimientos y sensibilidad. No tengo de qué avergonzarme porque toda mi vida he procurado ser congruente con mis convicciones, no hay nada de que me puedan acusar, de lo único que hoy me acusan es de haber sido priista o de que ya estoy viejo, aunque no tengo ningún síntoma de vejez”.

Sobre la crisis que vive el estado, advierte que en los 60 años que lleva en la vida pública “nunca había yo visto tanta desesperación de la gente por tres temas sustanciales, la inseguridad con impunidad, la crisis en la economía de las familias y la falta de oportunidades para los jóvenes, el abandono en el campo, en fin, como si se hubiera detenido el tiempo para Morelos y el pueblo hubiera seguido avanzando. Los gobiernos han ido por una pista y el pueblo por otra, el gobierno con muchos privilegios y el pueblo creciendo en su pobreza, los empresarios sin mayores oportunidades de créditos ni de inversión”.

Y como otros aspirantes a la candidatura de su partido al gobierno estatal, reconoce que “Morena no tiene que ganar sólo porque sea Morena, ningún partido puede ganar por sí solo y con sus militantes. Tiene que abrirse a la ciudadanía, con óptica de apertura a las ideas de donde vengan, siempre que ayuden a mejorar las condiciones de bienestar. Morena tiene el plus que le representa el liderazgo de López Obrador, pero sus posibilidades estarán en función de quién sea el abanderado o la abanderada para el gobierno del estado, quién garantiza un mayor liderazgo político y de gobierno para representar a todos los sectores sociales y defender los intereses del pueblo y no los del gobierno, como ha sucedido en los últimos años y que es lo que da origen al pleito entre los poderes, a ver quién tiene más atribuciones, más presupuesto. Soy demócrata, le apuesto a la división de poderes y desde luego al fortalecimiento de cada uno de los poderes, pero no a costa de aniquilar a otro poder o de aplastar a sus representantes”.

Y el aspirante cree realmente en la ciudadanía, ya hasta convocó a grupos para “constituir una asociación civil para la organización social y la participación ciudadana, que más allá de filias partidistas y fobias personales, construya un poder de la sociedad organizada en su región para tener con qué hacer propuestas a candidatos, partidos y gobernantes para definir planes de gobierno y dar seguimiento a la función pública de aquellos por quienes votaron. Que tenga la gente la posibilidad de convocar y movilizarse para que quienes no les funcionen, les echen el pueblo encima. Sólo puedes convocar y movilizar a la gente si tienes organización y estructura”.

Porque también la sociedad civil está en crisis por lo que reconoce “un desmantelamiento de todas las organizaciones sociales y políticas, de los propios partidos se han quedado nada más con el cascarón, la nomenclatura, la estructura directiva, y se están peleando por eso, porque le apuestan solamente a las decisiones cupulares, a las decisiones colegiadas, sin tomar en cuenta a sus militancias y a la ciudadanía. Ellos piensan en repartirse el pastel de las candidaturas plurinominales y regidurías y finalmente a pelearse los de adentro por las migajas o por los clips para lo que les alcance, sin tener una visión de largo alcance que obliga a pensar, sobre todo en los intereses del estado y los morelenses. Una visión muy cortoplacista, no saben para qué usar el poder”.

Juan Salgado que fue vetado para ser gobernador interino en el 1998 por PRD y PAN, pero reconoce la necesidad de una oposición fuerte para el desarrollo del estado: “lamento que la oposición se haya quedado también muy rezagada. Antes de la alternancia política, México era un país con estabilidad, tranquilidad y visión de futuro porque había contrapesos al poder, aún sin tener la fuerza que hoy deberían tener las oposiciones. Por ejemplo, voces como el obispo de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo, que hizo ver su suerte a muchos políticos y gobernantes porque era muy crítico y muy justo; el mismo viejo lìder obrero Fidel Velázquez que justificó su liderazgo ejerciéndolo por la defensa de los trabajadores y no los del gobierno, esa respetado y en muchos casos hasta temido; otro personaje muy respetado, pero muy crítico, Jesús Reyes Heroles, era de los ideólogos más sólidos e influyentes del sistema político mexicano. Eran contrapesos reales que, aún existiendo el régimen de partido único y el poder presidencial omnipotente, había figuras críticas que hacían señalamientos que obligaban a reorientar el rumbo de sus decisiones”.

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Y acotamos, pero Morelos tuvo una gran tradición política a finales del siglo pasado y principios de éste, y reconoce a personajes como Ignacio Suárez Huape, José Luis Correa, Julián Vences, en la izquierda, que tienen una gran autoridad moral, y en la derecha Adrián Rivera, Oscar Sergio Hernández, José Raúl Hernández, Marco Adame, “gente muy preparada”. Aunque advierte que hoy hay una “crisis de liderazgo en general y eso ha propiciado también que tengamos gobiernos que no responden a las expectativas de la sociedad porque no sienten la presión ciudadana ni los contrapesos que antes existían para obligarlos a tomar la ruta correcta y que vuelvan al redil”.

Muchos en Morena analizan la realidad con modelos viejos, como de los ochenta, Juan Salgado no lo mismo refiere a la historia que al futuro y habla de grandes reformas, “mi esposa, mis hijos, mis nietos, me obligan a pensar joven, y a entender que si no eres transformador, innovador, estás perdido, para empezar no te entenderías con ellos. En Morena, como en todos los partidos hay de todo, hay quienes miran al pasado y hay quienes tienen una visión vanguardista, yo me considero en el sector progresista, en el frente de vanguardia para los cambios y las transformaciones”.

El mayor potencial de Morelos ha sido desperdiciado en los últimos años, las industrias de futuro, las energías limpias, el turismo. Los innovadores han sido golpeados por la administración federal, en cuatro años el deterioro en ciencia, en energías limpias, le decimos, ¿cómo se puede reconciliar la política de la cuarta transformación con el potencial de Morelos?

Salgado Brito responde como si hubiera adivinado antes la pregunta: “No está reñida una cosa con la otra, si tienes un sentido de compromiso con el porvenir y el futuro del estado y del pueblo de Morelos, tienes que saber que esos elementos son indispensables para la transformación, para innovar. La ciencia, la tecnología, igual que el humanismo son elementos básicos para todo proyecto de gobierno, y tienes que privilegiar en las universidades, centros de investigación y empresas, proyectos que vengan a cambiar las cosas y a facilitar el bienestar del pueblo”.

Pero el gobierno del estado no reclamó siquiera la ofensiva del gobierno federal contra sus sectores de mayor potencial, advertimos:

“A Morelos entre más lo conoces más lo quieres, y entre más lo quieres, mejor le sirves; ha habido ese problema también, un desconocimiento de las administraciones estatales de las vocaciones y potencialidades del estado de Morelos para apoyar su desdoblamiento y crecimiento, ahí es donde además de experiencia y capacidad, debes tener la suficiente sensibilidad para apoyar a quienes tienes que apoyar que contribuyan al crecimiento. Y desde luego que apoyar a los científicos, técnicos, profesionales de todas las ramas del conocimiento es apoyar el crecimiento y el desarrollo”.

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Y sobre el desempeño de la administración de Cuauhtémoc Blanco, advierte, “el pueblo tiene el pulso más puntual y las estadísticas e indicadores que todo mundo conoce de nuestro gobierno, son muy elocuentes. Yo no quiero denostar a nadie, nunca han sido mi fuerte la confrontación ni la estridencia y no quiero caer en algo que parezca provocación, hay muchas asignaturas pendientes que están por atender en el estado de Morelos. El equipo es fundamental para que te ayuden al buen gobernar y a veces el equipo no da el ancho”.

¿Morelos tiene remedio? Le preguntamos

“Sí se pueden componer las cosas, con un gobernador con liderazgo político y de gobierno. Morelos tiene un presupuesto más o menos de 35 mil millones de pesos, que no es poca cosa. Con eso se puede hacer mucho. Con mucho menos presupuesto se hizo CIVAC, el parque Chapultepec, muchas obras de infraestructura en los municipios, se desarrolló el campo. Hay que hacer cambios profundos, cirugía mayor. Lamentablemente el burocratismo y la normatividad resultan a veces peores que la corrupción. Lo que asfixia al empresariado y las posibilidades de desarrollo es, en mucho, el exceso de normatividad y el exceso de burocratismo. Hay que revisar y replantear los esquemas normativos y burocráticos y hay que saber incluir la participación del sector empresarial y el social en todos los proyectos y planes de desarrollo, porque el gobierno no puede hacerlo todo y debe incluir a la iniciativa privada para los grandes proyectos que generen empleos y a nuevos emprendedores que son los jóvenes”, señala y frente a la necesidad de que el estado genere más recursos para dejar de depender en más del 90% del dinero de la Federación, propone ser mucho más creativos: “Emprender políticas hacendarias impositivas y recaudatorias, además de ser impopular, es injusta, debemos conciliar los intereses de la gente con los del estado, y juntos sacar el buey de la barranca, entre muchos no pesa el muerto. Si logramos conjuntar los intereses de todos y conciliarlos podemos obtener un resultado extraordinario”.



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