Mesas repletas de juguetes de madera, en todas sus variedades, lucen en el mercado de la plata, en el centro de Cuernavaca. Por los pasillos camina una señora acompañada de su hijo; ella busca precios y su pequeño, sus juguetes preferidos.
Los visitantes de este mercado se detiene en la entrada porque los juguetes tradicionales atraen la vista de los clientes por sus coloridos diseños y tonalidades como los baleros, trompos, yoyos y hasta carritos de madera con el nombre de una empresa refresquera.
Margarita Olivo, originaria de Monterrey, y quien estuvo de visita en la ciudad, cuenta que, además de comprar los juguetes por el Día del Niño, busca recuerdos de Cuernavaca para que no se pierda la tradición y que las nuevas generaciones valoren el trabajo de los artesanos porque no se valora, y en otras partes hasta le regatean.