Rocío mantuvo una relación de noviazgo con una persona. Posteriormente contrajo nupcias, pero su matrimonio duró solo seis años. Al casarse, los tres primeros años vivieron en ciudades diferentes por cuestiones laborales; sin embargo, al quedar embarazada decide quedarse a vivir en Morelos y realizar una vida en pareja con su esposo.
“Los primeros tres años, poco nos veíamos; él iba a verme los fines de semana a Querétaro porque allá trabajaba, algo que admiraba es que respetó que nos casáramos y estuviéramos así, pero ya cuando me embaracé de mi primer hijo, decidí que ya era momento de que hiciéramos una vida en familia y me regresé a Morelos, donde ya teníamos nuestra casa”, recuerda Rocío.
Su primer embarazo transcurrió tranquilo; sin embargo, al nacer su hijo, su entonces marido comenxó a criticar la falta de cuidado de Rocío, recibiendo constantemente agresiones respecto a su físico, por lo que decidió ir con especialistas y a realizar ejercicio, pero ello también era motivo de agresiones; él la acusaba de arreglarse y cuidarse porque, supuestamente, tenía otra relación. Dos años después vuelve a embarazarse.
Lo que debió ser una historia de tranquilidad y amor se convirtió, según Rocío, en lo peor que ha vivido. "Me insultaba, decía que otra vez estaría gorda y cuestionaba la paternidad de mis hijos; decía que él no iba a hacerse responsable. Fueron meses horribles".
En varias ocasiones el hombre la agredió físicamente, pero acepta que no quería estar sola, por lo que soportaba los golpes hasta que un día, al tener una discución, intentó estrangularla. Afortunadamente se detuvo al ver que el pequeño de dos años intentaba ayudar a su mamá. Su esposo se fue de la casa y ella avisó a sus padres, quienes fueron por ella y la obligaron a denunciar, pero ya no siguió con el proceso.
Tiempo después, el hombre la buscó y ella lo perdonó. Volvieron las agresiones, pero en aquella ocasión también golpeó al menor, de entonces tres años, cuando nuevamente trató de defender a su mamá.
Roció acudió al DIF estatal, quienes la enviaron a un albergue por tres meses junto con sus hijos, donde estuvo incomunicada. Ahí recibió atención psicológica junto con sus hijos, además, la ayudaron, junto con sus padres y hermanos a crear una red de apoyo.
Después de ello, la familia decidió que Rocío debía regresar a Querétaro e iniciar una vida nueva alejada de su pareja, en donde se inició el divorcio y ella tuvo un proceso de recuperación de confianza en sí misma, en donde le ha permitido volver a tener un valor a su entorno y por si misma saliendo adelante para estar bien con sus hijos.
La mayoría de las agresiones contra mujeres en el entorno familiar se da por parte de su pareja. Denuncia.