La discapacidad no tiene límite. Con una lesión medular que le impide caminar debido a un accidente que tuvo a los 17 años, Francisco Rodríguez Guzmán se dedica a la pintura y su obra ha recorrido todo el estado de Morelos.
A sus 39 años, ha enfrentado muchas barreras sociales y arquitectónicas al estar en una silla de ruerdas; sin embargo, a lo largo de este tiempo ha aprendido a lidiar con ellas. De acuerdo con su testimonio, y con el de muchas personas más en esta situación, encontrar trabajo es muy complicado, ya que la discapacidad es lo primero que las personas observan y no las habilidades y aptitudes con las que cuentan.
Al saber que no volvería a caminar, Francisco comenzó a desarrollar la habilidad de pintar tras estudiar artes plásticas en la Casa de la Culturta de Cuernavaca. Dos veces por semana viajaba de Cuautla a la capital del estado para aprender la técnica sobre óleo.
Rodríguez Guzmán pinta la vida; lo que le venga a la mente lo plasma de una manera artística, mezclando colores y técnicas diferentes para realizar un trabajo de calidad. A través de la pintura, ha logrado enfocar sus pensamientos y también encontró la manera de sobrevivir de una manera digna, pues afirma que es un trabajo que le permite llevar paz a las demás personas.
Los cuadros tienen precios diferentes, todo dependen del material y el trabajo que implique realizarlo, algunos van desde los mil 500 pesos y otros superan los cinco mil 500 pesos.
La discapacidad no tiene límite y la discapacidad es capaz de hacer muchas cosas, es algo que hemos aprendido en el grupo Discapazyarte, en el cual varias personas con discapacidad nos reunimos para esforzarnos cada día mas y poder hacer algo que nos beneficie a nosotros y a las personas que nos rodean.