A más de 150 años de la invención de las máquinas fotográficas, hoy podemos comparar tanto los avances tecnológicos como las diferentes interpretaciones del desarrollo de la historia universal. Las poblaciones y comunidades han descrito su propio universo que se atrapaba en discursos y visiones del mundo con el reflejo inmediato de un espíritu que trascendía y comunicaba el pasado y el presente del o los individuos.
La fotografía en México ha dado cuenta de una riqueza cultural que existe resguardada en archivos, en baúles, roperos o simples cajas que se acumulan a lo largo y ancho del país acompañando como recuerdos necesarios, que los hombres vamos creando en nuestra vida sin más atención que un reconocimiento al ser querido o a los momentos que la impronta nos hace recurrir a la nostalgia de un pasado o de un buen momento.
Los registros fotográficos están directamente relacionados al propio desarrollo de los individuos, las familias, y de la sociedad en general e inclusive por encima de políticas de estado que hoy se reflejan obligatoriamente en el registro gráfico, como prueba palpable del quehacer social y que dan la oportunidad de tener muchas formas de interpretar la historia.
La manera y la forma en que se ha encontrado diferentes manifestaciones de materiales gráficos en esta Ciudad de Cuernavaca y en comunidades del interior del estado, nos ha permitido ubicar la importancia y trascendencia que tiene la fotografía y la urgencia de definición de métodos, sistemas e inclusive políticas, para su conservación y análisis.
El hallazgo o el descubrimiento de un acervo fotográfico, como de un manojo de fotos diversas, hace necesaria una propuesta que haga reflexiones en torno a retomar la fotografía como un documento histórico. En su estudio lleva la sencillez de mostrarse para una sociedad diversa y que se disfrute más allá de la anécdota y el gusto que puede dar un hecho o un recuerdo familiar.
Sin embargo, no será posible rescatar la riqueza gráfica que aguardan y resguardan las familias y poblaciones sin considerar que debe haber una inquietud por entender una nueva forma de ver y abordar la historia. Es imprescindible tener una liga real para fomentar la investigación de archivos y acervos fotográficos que conlleva al rescate y conservación de materiales gráficos, en dichos acervos está una riqueza que a la fecha cuenta con más de 50 historias gráficas o interpretaciones de la cotidianidad en diversos estados y ciudades del país como por ejemplo: “Puebla vista a través de la fotografía”, “Los Salmerón” en Guerrero, “Veracruz: imágenes de su historia” y en el Estado de Morelos a manera de muestra podemos anotar tres ediciones con material fotográfico “Historia y paisajes morelenses” de Don Miguel Salinas, 1992, y “Crónicas de Cuernavaca”: 1857-1930, “Imágenes de la Memoria” de Sergio Estrada Cajigal – Ferruccio Asta 1994; “La Cuernavaca de Ayer” Sergio Estrada C., Valentín López G., Adriana Estrada C., Jesús Orozco V. 1999.
Conforme a estos planteamientos generales podemos sustentar las posibilidades reales que existen para proyectar y promover el impulso para la realización de la “historia gráfica” de todas y cada una de las comunidades de Morelos. La fotografía y las posibilidades de recreación e incluso de interpretación, brinda un gran abanico de posibilidades que pueda iniciarse por el sentido de ubicar gráficamente desde los estudios de familias, transformaciones del paisaje y entorno natural, registros y cambios arquitectónicos, vida cotidiana-social, deportes, etc. Así mismo el análisis sociológico que se ubican en los cambios de vida y economía que se reflejan necesariamente en las imágenes que hoy son registros de historias que se pueden leer como elemento para el análisis académico. Además de brindar una historia que gráficamente se podrá leer con una diversidad de miradas para bien de una comunidad y una sociedad que no dejará de sorprenderse, de un quehacer propio que hoy los estudiosos de la historia debemos reconocer como sustentables por el conocimiento de que se sabe que existe el documento e imagen que se registró desde 1840.
Confirmamos así que la fotografía es un documento histórico y en este sentido radica la indisoluble relación de fomentar la investigación que sustente con elementos metodológicos la recuperación de imagen para su interpretación y análisis en el concepto de un proyecto que se sustenta en la riqueza y variedad de documentos existentes.
Con la colaboración de Víctor Hugo Valencia Valera