Para muchas personas cuando llega la noche, es hora de descansar. Se apagan las luces y llega la tranquilidad. Sin embargo, para varios animales, la noche es cuando la vida comienza. Existe una asombrosa diversidad de fauna nocturna que ha evolucionado para conquistar la obscuridad.
Algunos mamíferos son los amos de la noche. Entre ellos están Mapaches y Cacomixtles, por ejemplo. Pero hay uno que es pariente de estos dos, que es muy particular y vive en las selvas mexicanas.
La Martucha, o Kinkajú, o Perro de monte, o Mico de noche (y otros nombres más, dependiendo la región) es un lindo mamífero estrictamente nocturno que es especialista en árboles. Ha desarrollado extraordinarias adaptaciones: sus tobillos pueden permitirle andar por las ramas con facilidad, su cola larga funciona como otra extremidad para agarrarse mejor. En los días se dedican a dormir en el dosel.
Parece un pequeño peluche con ojos grandes, de pelaje tupido y esponjado, adicto a la miel, aunque también se alimenta de frutos, flores, insectos, huevos y semillas. Su lengua es bastante larga, ya que con ella exploran las cavidades de los árboles en busca de alimento. Pero no dejemos que su apariencia nos engañe, pues, aunque parecen muy tiernos y pachoncitos, los machos son muy territoriales y agresivos.
Son solitarios, aunque a veces andan en parejas y los últimos estudios indican que sus poblaciones más abundantes habitan en Chiapas. Aunque se distribuye de México hasta Brasil, la fragmentación de hábitat ha provocado que en nuestro país se encuentre en una categoría de protección especial, lo que quiere decir que existen factores que las ponen en riesgo. A pesar de eso, no existe en la actualidad una estrategia efectiva para protegerlos.
Esta noche, cuando te prepares para ir a dormir y apagues la luz, recuerda que, otros empiezan la aventura para sobrevivir un día más en el cobijo de la obscuridad.
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